El poeta colombiano Juan Aurelio García ha escrito versos sobre su vida en la Sierra Nevada de Santa Marta, sobre el esfuerzo de los camperos para subir las cuestas del Eje Cafetero, sobre la vida que anida en el apartamento del frente, apenas escondida por una cortina que la brisa mueve. Este año su poemario inédito Salento ganó el premio nacional de poesía revista Prometeo y, por eso mismo, fue invitado por primera vez al Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Según dijo Juan Aurelio, este tipo de encuentros permite a los escritores ampliar sus perspectivas en una época caracterizada por la introspección individual, a pesar del crecimiento de la conectividad digital. Para él, los festivales son una oportunidad de intercambio directo entre personas dedicadas a diversas formas de creación, no solo artística. En su opinión, estas interacciones permiten entender mejor los conflictos, las tensiones y los contextos que trascienden las fronteras nacionales, lo que enriquece la producción poética.
Siga leyendo: Cuatro poetas colombianos para leer en el Día Mundial de la Poesía
Al describir su obra, el poeta señaló que su escritura no se restringe a un solo registro ni se limita a una temática. Su poesía abarca tanto aspectos personales como reflexiones sobre la violencia, la soledad, el erotismo y los escenarios de la vida cotidiana. En su trayectoria ha publicado los libros Diccionario de humana anatomía, Poemas de la sierra, Tiempo reunido y Vanas gentes. El último título contiene del principio al fin poemas que reflexionan sobre el papel de los poetas en el mundo actual.
Al hablar de Salento, Juan Aurelio dice que los versos evocan elementos de la cotidianidad del Eje Cafetero. Este trabajo incluye imágenes de una fonda, el campero, una casa antigua con objetos religiosos y domésticos, y hace alusión a lo que define como un universo reconocible para habitantes del Quindío, Caldas, Risaralda o Antioquia. El jurado del premio consideró que el libro “parte de la observación y la contemplación de la flora, la fauna y las circunstancias cotidianas del territorio andino”.
Respecto al papel de la poesía en la era digital, el poeta considera que el género conserva un espacio de resistencia frente a la uniformización de los discursos promovida por las redes sociales. Según afirmó, en medio del flujo constante de información, la poesía ofrece un espacio personal y reflexivo, desde donde el sujeto puede construir herramientas para comprender el mundo. A su juicio, esta función adquiere relevancia en un contexto donde predomina la velocidad y la fragmentación de la comunicación.
Le puede interesar: Palabras Rodantes revive la voz de Helí Ramírez con una antología
Sobre las nuevas formas de producción y difusión poética, mencionó prácticas adoptadas de otros contextos, como las maratones de poesía en España, centradas en la oralidad, y la poesía breve difundida en Instagram. Estas nuevas modalidades, explicó, abren posibilidades expresivas, pero también generan desafíos al cruzarse con discursos de autoayuda que diluyen las fronteras del género.
El poeta concluyó que identificar una única tendencia o conjunto de temas predominantes en la poesía actual resulta complejo debido a la simultaneidad de estilos, generaciones y plataformas. La multiplicidad de voces, formas de circulación y contextos convierte el panorama poético en un espacio de constante redefinición. En este sentido, los festivales siguen siendo escenarios relevantes para articular esos cambios