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Que las letras lo lleven a recorrer el mundo

Aunque sean días para cuidarse y no moverse del hogar innecesariamente, llegue a otros lugares con su imaginación. Ideas para viajar sin salir de casa.

  • ilustración Elena ospina
    ilustración Elena ospina
17 de marzo de 2020
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Trasladarse de un punto a otro, ese es el principio más básico del viaje. Se puede viajar a pie como Fernando González, hay quienes prefieren ir en bus o en avión, o algunos optan por trasladarse en tren, en tranvía o hasta en caballo, mototaxi o burro. Por ahora, que es recomendable no viajar, físicamente, por su salud y la de los demás, al menos tiene otra posibilidad: trasladar la cabeza hacia paisajes que quizá no conoce todavía.

Para Juliana González Rivera, autora del libro La Invención del Viaje, “todo viaje empieza en la imaginación, en las lecturas y en la anticipación”. Dice que arranca mucho antes de llegar a los lugares de destino, con mucha lectura que se aloja en la cabeza antes de partir.

Al llegar, intenta mirar cada sitio que visita desde su mirada. Por eso considera que el viaje permite afilarla, “es un mecanismo para activar los resortes de la curiosidad y la imaginación”.

La escritora y periodista, que pasó años construyendo este trabajo, no cree “que un viajero tenga que ver con la cantidad de lugares que ve o que acumula sino con la sensación interior”. Opina que las personas están a punto de emprender un viaje desconocido a raíz de la coyuntura del coronavirus, “un gran viaje a un territorio desconocido, el encierro, la imposibilidad de moverse, el estar cada uno en sus casas, ese sitio en el que a veces pasamos tan poco tiempo ahí que puede resultar extraño”. Eso pasa, precisamente, en Viaje alrededor de mi habitación, de Xavier de Maistre, el paseo de un conde alrededor de ese espacio en el que duerme.

Para ella algunos recomendados como compañeros de viaje son los Relatos de Humboldt en América, la biografía de Humbolt que escribió Andrea Wulf y Los viajes de Marco Polo. Al igual que Cinco viajes al infierno de Martha Gellhorn o Los trazos de la canción y La Patagonia de Bruce Chatwin. “Los libros de viaje que me gustan mezclan no solo géneros sino técnicas narrativas, biografía, cuento, son una mezcla”.

Otros destinos literarios

Hay muchos títulos más que han ido tejiendo sus viajes de diferentes maneras. Wilson Mendoza, librero de Grammata, tiene varios en sus estanterías. Comienza recomendando, como primera parada, El Viajero del Siglo del argentino Andrés Neuman, novela ganadora del Premio Alfaguara en 2009, que narra el viaje de un hombre en una ciudad imaginaria.

Si lo que quiere es un viaje más concreto, por la naturaleza de Colombia, por ejemplo, Mendoza recomienda acercarse a los textos de Ignacio Piedrahita. En el oído de la cordillera, “como geólogo va mirando de diferentes formas el paisaje”. En El velo que cubre la piedra da su mirada acerca de los cerros, algo que construye de una manera “poética”, destaca Mendoza. En Grávido río se dedicó al Magdalena y sus orillas. El librero recomienda complementar esa lectura con El ladrón de recuerdos, escrito por Michael Jacobs, su protagonista es ese mismo río. “Es un paseo que emula el que hizo Gabo y comentando todo lo que pasa en sus orillas”.

Mendoza destaca especialmente el libro de González Rivera y también sugiere viajes como los de Verne, Joseph Conrad, Herman Melville y hasta Fernando Savater, con quien se puede viajar a través de las letras, y también a la filosofía en El Mundo de Sofía, de Jostein Gaarder.

El librero Luis Alberto Arango, de Palinuro, se suma a recomendar a Fernando Savater, pero con el título Lugares con genio, donde va enlazado ciudades y escritores. Arango sugiere igual a Andrés Neuman con Cómo viajar sin ver, un libro de viajes escrito en tiempos apretados entre giras de promociones editoriales de sus libros.

Aunque hay muchas recomendaciones más, porque la lista es extensa y siempre que se hacen quedan muchas ideas por fuera, Mendoza, finalmente, destaca que independientemente de que se narre una ciudad o una historia ocurrida en ese lugar, “todo libro es un viaje. El solo aprender a leer y a escribir es un viaje”.

Por eso estos días hay que llamar la imaginación, tenerla como una compañía. “Este viaje interior nos conectará con el verdadero sentido del viaje, la sensación del territorio nuevo, desconocido, de la ausencia de referentes, de la dificultad de saber cómo movernos, aprender un nuevo lenguaje”, remata la autora Juliana González.

Mientras pasa este periodo de viaje propio, permítase la oportunidad de llegar, a través de las letras, hasta esos lugares que sueña conocer. Leer es un viaje, y solo necesita un libro y su cama o su sofá o cualquier lugar de la casa en el que se sienta mejor. Seguro el gato y el perro se suman a esos nuevos personajes que se va a encontrar en ese camino literari.o

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