Al igual otros autores de obras policiacas, el periodista y filólogo John Connolly tiene una serie de historias de asesinos y atormentados en las que hay un personaje en común. El justiciero, pero también violento y solitario Charlie Parker, existe desde 1999 en 16 de sus más de 20 libros. Al escritor irlandés le gustan las asociaciones y las posibilidades de escape que este personaje atrapado en la mortalidad le permiten: “su dolor y pérdida son conmovedores”, dice en entrevista telefónica mientras trata de hilar ideas en español por su intención de conectarse con el público hispanohablante. Los idiomas se le facilitan, pero la entrevista continúa en inglés, su español aún no es muy maduro: se defiende gracias a exposiciones ráfaga que una latinoamericana dejó en su vida.
Parker navega por las atmósferas, a veces filosóficas y otras misteriosas, de los 12 millones de copias vendidas de los libros de Connolly. EL COLOMBIANO habló con él, a propósito de su visita al país para promover su libro Tiempos oscuros (Tusquets editores) en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.
En algunos de sus libros, especialmente en Tiempos Oscuros la mitología parece estar presente. ¿Nos puede hablar de esa relación entre hombre y animal?, ¿el uso de esta mitología tiene que ver con ser irlandés?
(Risas) “Sí sí, bueno mi educación fue católica y esto se revela en temas sobre expiación y redención en mis novelas. Pero también es una tensión contra el racionalismo y lo sobrenatural en estas obras. Esta relación en el género es muy complicada y tiene un pasado arenoso. La primera novela policiaca en inglés es The Moonstone (La piedra de la luna), de Wilkie Collins, una obra llena de un miedo a lo sobrenatural porque se cree que la piedra está embrujada. En el caso de Arthur Conan Doyle que creía el parangón de la lógica de Sherlock Holmes, asistió a sesiones de espiritismo y creía en hadas. Pero ahora hay un poco de esnobismo aquí; las novelas de crimen que son cercanas a la ficción literaria tienen respetabilidad y sin embargo lo sobrenatural no es respetado. Los escritores escribían lo que leían, así que me gustan como unen los cuentos de fantasmas y las novelas negras. Cuando yo comencé a escribir mi primera novela, no consideré que combinar la novela de crimen con ficción sobrenatural fuese tan polémica pero ahora comprendo que la novela negra tiene una relación complicada con lo sobrenatural y no es típico escribir libros como este. Entonces sí, soy irlandés y soy católico, así siempre hemos estado cómodos con el antirracionalismo y tal vez por eso hemos escrito algunas de las mejores novelas con estas temáticas en el siglo XIX: Drácula, El retrato de Dorian Gray...”
¿Qué tipo de lector espera que disfrute de su novela?
“No es un lector típico. Algunas veces pienso que si le dijera a la gente al principio cómo serán estas novelas, ellos no querrían leerlas. Tal vez dirían que no leen libros con esos elementos sobrenaturales, dirían ´soy un racionalista´, pero con el tiempo la gente ha estado dispuesta a aceptar más y más de esta combinación de dos géneros. Porque son personas diferentes y como lo he dicho, no son lectores comunes. Y como lectores siempre estamos buscando algo diferente”.
Por último, ¿la literatura de ficción incentiva al público a algo particular?
“Empatía. Entre más investigación se hace más se confirma que los niños que leen se vuelven compasivos, especialmente los niños que leen ficción. Vivimos en un mundo en el que se necesita mucha empatía, mucha compasión, así que cualquier cosa que las motive vale la pena”.