Margalida Castro lo vivió todo. Encarnó varias vidas con los papeles que interpretó en diferentes producciones, fue flautista, arquitecta, escritora. Tuvo un accidente que la dejó al borde de la muerte y con un insomnio crónico que la obligó a enfrentar años de tratamientos y a ser internada en clínicas psiquiátricas. Vio la oscuridad y la luz, se le apareció la virgen, contó que había hablado con ella y se hizo su devota. Después de tanto, a lo que menos temía era a la muerte, que la encontró el pasado jueves 19 de diciembre a los 83 años.
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Ella misma lo dijo. “Cuando estaba tan enferma y tan mal, se llamaba mi epitafio Humanos, os condeno. Era un poema que yo escribí, yo escribía poemas muy dolorosos (...) Ahora se llama, Llamé al cielo y me contestaron, antes estaba ocupado”, dijo en una entrevista en el programa The Suso’s Show.
Suena premonitorio, pero expresaba la tranquilidad que parecía sentir Margalida ante el hecho inevitable de la muerte que llegó cinco años después de aquella entrevista.