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Ya pasaron las velitas del 7 y el 8 de diciembre y los estudiantes de la Fundación para la Educación Especializada no han salido a vacaciones. Y lejos de sentirse desgraciados por tal motivo, se sienten felices de seguir asistiendo, de ir a aprender y a estar juntos.
Añoran que lleguen los días y, con estos, las tardes para acudir a la casa de La Castellana. Aurora Ortegón, psicóloga que ha dedicado casi toda su vida a la educación de personas con discapacidad cognitiva y es autora del libro Hablamos de amores, sobre sexualidad y reproducción de tal grupo de personas, guía este centro educativo.
Va quedando atrás el tiempo cuando en las casas escondían a ese integrante de la familia con síndrome de down, autismo y otras discapacidades. Y también el tiempo de la desatención estatal y social a estas personas. La ley 1618 de 2013 establece disposiciones para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad. Las cosas mejoran. Así lo dice Aurora visiblemente alegre —o esperanzada, porque la norma está en proceso de reglamentación y entrará a regir en marzo de 2015—.
La Fundación fue creada en 1979, se dedica a brindar formación mediante artes y artesanías. Cinco profesionales, además de Aurora, atienden a 20 alumnos.
Ricardo Londoño, presidente de la Junta Directiva —en su vida cotidiana es corredor de bolsa—, gestiona recursos para la institución e invita a personas interesadas en este proyecto educativo a que se vinculen con su generosidad.
“Solo quien visita la institución sabe del gran afecto que las personas con discapacidad tienen para entregar. Pocas veces uno siente un abrazo más sincero y cariñoso que los que le dan ellas”.