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Elkin Ramírez es probablemente la figura más importante de la segunda ola del rock nacional.
Este es el concepto de Jorge Giraldo, investigador y coleccionista de música rock.
Por estos días el creador de Kraken y abanderado del rock nacional, Elkin Ramírez, muerto el 29 de enero de este año, recibe homenajes en el Museo Cementerio San Pedro, donde reposan sus cenizas
Giraldo explica que la primera ola fue antes de Ancón 71. La segunda comenzó un poco antes de los años 80 y siguió durante esa década. La tercera vendría en los años noventa.
En la tercera, dominada por figuras como Juanes, Aterciopelados y Carlos Vives, se impuso el rock con fusiones. El primero lo hizo con canciones en que lo fusionaba con música parrandera; Aterciopelados, con música de carrilera, y Carlos Vives, con vallenato.
Elkin, en la segunda ola, creía que era importante sacar el rock de la marginalidad. Fue fiel al ADN rockero con públicos masivos, sin dejarse atrapar por la maraña de la farándula, explica Giraldo.
“Lo suyo es un virtuosismo tal que lo ubica entre los diez mejores cantantes de Colombia, no del rock, sino de todos los géneros”.
Andrés Ramírez, hijo del Titán, contó en una charla en el Cementerio San Pedro que él era autodidacta. Estudiaba en un libro de técnica vocal y tenía una manera propia de autocorregirse.
El investigador menciona que Elkin era dueño de una personalidad fuerte. Era convencido de su arte. La genialidad le acarreó una gran soledad, que no se rompió sino al final de su vida, durante la enfermedad, que muchas personas se acercaron a ayudarlo.
En sus creaciones era un cosmopolita. Por eso pudo hablarle a personas de varias generaciones y no solamente a los rockeros. “Todo hombre es una historia es muy rockero; Muere libre, muy duro; Vestido de cristal le cantó a otras audiencias”.