Es innegable que lo que ha pasado con Silvestre Dangond este año ha sobrepasado cualquier predicción y proyección, incluso para el mismo artista. Estadios llenos por todo el país, una caravana y tres conciertos llenos en el Parque de la Leyenda Vallenata en Valledupar, shows exitosos en España, Italia e Inglaterra, nominación a los Latin Grammy y más.
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Todo gracias a El último baile, el disco que lo trajo de regreso a él y a su acordeonero de siempre: Juancho de la Espriella. Un fenómeno musical de masas, digno de cualquier estudio o análisis sociológico, pero más allá de eso, la reiteración de un artista que no tiene techo y que ha llevado al género vallenato a otro nivel.
Todo eso lo podrá ver el público de Medellín este sábado 4 de octubre en el concierto que Silvestre y Juancho traen a la ciudad, en el estadio Atanasio Girardot. Será un espectáculo que durará más de tres horas, con más de 700 luces, 600 m² de pantallas y 600 puntos de pirotecnia, un escenario dividido en 2: una tarima principal con una pasarela alargada y una tarima alterna o secundaria con el objetivo de garantizar más cercanía con el público. El montaje lleva 7 días con 4.000 personas que estarán trabajando el día del show, habrá más de 20 cámaras de video y fotografía, apoyadas en drones y ojo, habrá efectos especiales, grandes invitados y algunas sorpresas que marcarán la diferencia en Medellín.
Silvestre está listo y hablamos con él sobre este “último baile”.
Ha sido un gran año con El último Baile, ¿qué es lo que más lo ha impresionado?
“Lo más impresionante ha sido ver la fuerza del cariño de la gente, el silvestrismo se ha hecho sentir y eso me honra. Este tour con Juancho es como revivir una película de nuestra historia y la gente la canta de principio a fin. Yo siento que el público estaba esperando este reencuentro y eso me emociona mucho”.
Con sinceridad, ¿qué ha sido más importante para usted: llenar dos veces El Campín, una vez el Metropolitano o tres veces el Parque de la Leyenda Vallenata?
“Eso es como preguntarle a un papá a cuál hijo quiere más. Cada escenario tiene su peso en mi corazón. Bogotá me mostró la magnitud de lo que hemos construido, Barranquilla me hizo vivir un hito que jamás olvidaré, y en el Parque de la Leyenda está mi raíz, mi esencia. Cada logro tiene un valor que no se compara, ahora vamos para el resto de ciudades, esta gira está dando mucho de qué hablar”.
Bueno y ya casi verá lleno también el Atanasio... y aquí hay un público bastante querendón con el vallenato y la música de Silvestre...
“Medellín siempre me recibe con un amor inmenso. Es una ciudad que respira música, que la vive con intensidad, y yo me entrego completo ahí arriba. En el Atanasio vamos a bailar con el alma. Cada ciudad ha tenido su mística, y para los paisas no será la excepción, un show que fue planificado con intensidad y ritmo; todo un equipo al frente del cañón cuidando cada detalle... y bueno, la música, que siempre hablará por nosotros”.
Los escenarios en Colombia obviamente son especiales, pero también llenó Madrid, Londres, Milán, Barcelona y otras ciudades europeas, ¿el vallenato es internacional definitivamente?
“Claro que sí. El vallenato no entiende de fronteras. Cuando escucho a europeos cantar Volvamos a ser novios, El Malcriao o Me gusta, me gusta, siento que nuestra música tiene un idioma universal: el del sentimiento. Eso me hace creer más que nunca en el vallenato como bandera de Colombia en el mundo”.
Punto aparte merece también todo lo que pasó en Valledupar con la caravana y los conciertos en mayo, ¿qué saca de esa experiencia que generó un impacto global?
“Ombe, eso fue mágico. La caravana en Valledupar me marcó de por vida. Sentí que estaba volviendo a mis raíces y que la ciudad entera se abrazaba conmigo y con Juancho. Valledupar nos recordó a todos por qué esta música nació ahí y por qué sigue siendo grande”.
También quiero resaltar la convocatoria de investigación para el vallenato que con su apoyo abrió la Fundación Cultural Latin Grammy, ¿cómo va eso?
“Va caminando muy bien. Me emociona que nuestra música esté siendo investigada, documentada, para que los que vengan detrás sepan de dónde venimos. Eso es cuidar el legado vallenato”.
Hablando de los Latin Grammy, está nominado, ¿cómo recibió la nominación?
“Con mucha humildad y gratitud. Cada nominación es una confirmación de que vamos por el camino correcto. Y lo más bonito es que el vallenato esté en esa vitrina internacional, eso es un triunfo de todos. Este álbum merece ese amor porque lo hicimos desde el alma con Juancho, sintiendo cada nota, cada letra, fuimos nosotros mismos en cada momento de la grabación”.
Por último, ¿si será El Último Baile? Da la sensación que va a seguir grabando con Juancho.
“(Risas) Mire, El Último Baile es un símbolo, es un regalo que nos dimos Juancho y yo para cerrar un ciclo como se merece. Pero la música no tiene punto final, ella misma nos va diciendo hasta dónde. Con Juancho hay una hermandad musical que siempre estará ahí, y quién sabe... a lo mejor la vida nos siga juntando en canciones y en más bailes”.