Todo lo que Catalina Sánchez Tobón sabe del periodismo y de la comunicación lo aprendió en Opción Hoy, la revista que su familia fundó hace tres decenios. Durante 26 años la publicación le informó a los medellinenses de las actividades culturales y sociales de la ciudad, pero ahora, en sintonía con las transformación de la vida y de la tecnología, ha dejado atrás el formato de papel y se ha convertido en una agencia de comunicación inteligente.
En sus buenos años la revista alcanzó tirajes de 10 mil, 20 mil ejemplares, llegando a los 50 mil en las fechas especiales -Feria de Flores o Colombia Moda, por ejemplo-, cuenta Catalina frente a un escritorio lleno de ediciones antiguas de Opción Hoy.
La revista la fundaron los hermanos Tobón: Luz Consuelo, Arturo y Rocío. Los primeros ejemplares llegaron a las oficinas y los quioscos en las mismas fechas en que Medellín ocupaba los lugares siniestros de la guerra contra el narcotráfico. En ese sentido, Opción Hoy hace parte de esa idea muy paisa de contrarrestar los azotes de la violencia con las herramientas de la cultura, el turismo y el civismo. “Mi mamá pensó que Medellín tenía muchas otras cosas que merecían ser contadas. Por eso fundó un medio de comunicación interesado en la cultura, el arte, la gastronomía, la hotelería”, dice Catalina.
“Mis primeras tareas las hice con 0pción Hoy. Me acuerdo como si fuera ayer que me acostaba debajo del escritorio de mi mamá para hacer las tareas mientras ella trabajaba en las ediciones de la revista. En ese entonces la revista estaba compuesta por mi mamá, una tía y una secretaria”, dice Catalina. En este punto conviene recordar que, con el tiempo, todo cambia. Hace cuatro años se cerró la primera etapa de Opción Hoy: la publicidad de las empresas pasó de las páginas de la publicación a las redes sociales y el negocio perdió la sostenibilidad. Luego llegó la muerte de Luz Consuelo y el duelo de Catalina. En medio de esa tristeza una conversación con un empresario le ayudó a Catalina a encontrar la salida a un nudo laboral y personal. Palabras más, palabras menos, el tipo le dijo que la felicidad consistía en identificar qué le gusta hacer a uno y en qué es bueno y encontrar la manera de ganar plata con eso.
Luego de meditarlo por unos días, la respuesta le llegó a Catalina en un viaje en avión. En las alturas, mientras otros pasajeros miraban por las ventanillas o se concentraban en las pantallas de sus celulares, a ella se le iluminó la mente y supo que su destino laboral estaba vinculado con la marca que sus familiares hicieron entrañable para los medellinenses. Ahora tiene una empresa dedicada al trabajo comunicacional y a la asesoría de clientes y empresas. Al final de la entrevista, Catalina toma una frasco en cuyo interior hay una vela aromatizada. “Cada vez que prendo la vela siento el abrazo de mi mamá”, dice.
