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Cuando se estaba cavando el soterrado en el parque principal, la comunidad se quejó. El espacio público más importante de los rionegreros, la Plaza de la Libertad, iba a ser un parqueadero para funcionarios públicos. Se decidió en cambio hacer un museo.
El edificio del Museo de Artes de Rionegro (MAR) se entregó como edificio el 1 de agosto de 2018 y las primeras exposiciones itinerantes y permanentes se lanzaron esta semana. Fue diseñado como una extensión del parque y el espacio público. “Es como si la plaza misma se plegara y llevará a los visitantes a los corredores del museo”, dice un comunicado de la institución.
La intención de su arquitectura es que los visitantes puedan desplazarse sin tener que ingresar a las salas. Tiene tres plataformas expositivas pensadas como vitrinas de vidrio: un ala solar, una sala permanente y una experimental, que tendrá temas de ciencia, historia y arte itinerantes.
Aún su colección de arte es incipiente, si bien tiene algunas obras para mostrar. Se podría decir que es un museo sin colección. Las 26 pinturas, piezas del siglo XVIII, XIX y algunas del XX, provienen en su mayoría de la Casa de la Convención, el museo histórico municipal. Son obras de figuras de la época, especialmente del periodo de independencia, del que Rionegro fue protagonista.
Según la administración municipal, la razón es porque la vocación del nuevo museo es dinámica. “Somos una plataforma de artes con divulgación de patrimonio material e inmaterial, pero hablamos de artes, no de una sola”, dice Carolina Galvis, antropóloga y museóloga, encargada del MAR y del museo Casa de la Convención.
Uno de esos retratos que se expone por estos días es de Liborio Mejía, militar rionegrero nacido en 1792, quien ejerció el cargo de presidente antioqueño de las Provincias Unidas de la Nueva Granada en 1816, durante la guerra de Independencia contra España. “En general, eran personas políticamente muy importantes y que apoyaron económicamente la causa”, explica.
No todo son próceres, por ejemplo, hay un curioso óleo de una mujer con bozo. Era una tradición de la época en la que las madres que perdían un hijo guardaban luto dejándose crecer el bigote, según relata la antropóloga.
También se encuentra el acta original de la independencia, con firmas reales, emitida el 20 de julio de 1810, aunque estará en proceso de restauración en lo sucesivo.
“Con esta muestra queremos descentralizar la historia. Siempre nos han hablado de Simón Bolívar, de sacar el país de la capital y centrarnos en personajes rionegreros que tuvieron que ver con la independencia”.
El municipio tiene dos museos, el de Artes de Rionegro y el de la Casa de la Convención, edificación de arquitectura colonial donde se firmó la Constitución de los Estados Unidos de Colombia de 1863.
Uno de los trabajos más importantes que tiene como institución es reforzar el trabajo con la comunidad. “Aquí tenemos que culturizar. La gente no tiene todavía el respeto que debe tener ante un museo”, explica Carolina.
Desde que se inauguró el MAR la administración ha buscado incentivar la cultura a partir de arte: “Estamos intentando que el rionegrero se apropie de ese espacio y ocupe su tiempo libre con conciencia”, comenta Daniela Torres Valencia, secretaria de Desarrollo Económico.
Carolina añade que, como no hay tradición artística, ha visto cómo muchos visitantes le pasan la mano a los óleos históricos. El desconocimiento y la falta de educación hacen que la formación de públicos sea vital en los años siguientes.
Por ahora, una exposición para mirar a los cielos (ver Para saber más): Historia de una Fuerza Centenaria. Así se empieza a contar este museo.