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Un bibliotecario lo sigue siendo aún si debe entregar una recomendación por teléfono, Whatsapp o si tiene que ofrecer su conocimiento a dos metros de distancia de quien lo escucha.
Emocionados, los 23 integrantes del primer grupo de funcionarios que este miércoles entró a trabajar de manera presencial en la Biblioteca Pública Piloto organizaban las mesas y los equipos de registro de libros. Se cercioraban de que todo estuviera funcionando, tenían a la mano el alcohol con el que desinfectarían los primeros libros que retornarían a casa después de más de 100 días de ausencia y estiraban una cinta amarilla en la puerta de ingreso para delimitar el espacio hasta donde podían acceder sus primeros visitantes.
El Sistema de Bibliotecas Públicas de la ciudad y las cajas de compensación pusieron en marcha su primera fase de apertura desde el 1 de julio en el Valle de Aburrá. Por el momento, ningún visitante podrá ingresar a las instalaciones, pero sí acercarse a sus puertas – con su tapabocas puesto – para hacer dos cosas: devolver y prestar material.
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Le pusieron por nombre “ventanilla” a ese sistema desde el cual es posible entregar y recoger libros en la puerta, aunque en muchos casos habrá una reja o una cinta de plástico separando a los bibliotecarios de los usuarios.
Con varios libros en las manos llegan de a pocos los lectores, que ya habían acogido en sus casas a esos visitantes hechos de hojas. Si son varios se alinean de acuerdo a una serie de círculos de color que indican donde deben pararse para mantener dos metros de distancia con quienes ya están haciendo la fila y quienes puedan llegar. Todos ellos tenían cédula terminada en número par, pues, al menos por ahora, solo será posible hacer estas visitas a las bibliotecas cuando el pico y cédula lo permita.
Fundamental: devolver
La directora de la Biblioteca Pública Piloto, Shirley Zuluaga, comenta que una de las prioridades en este momento es que quienes tengan material prestado puedan retornarlo pronto “para que otros usuarios tengan la oportunidad de disfrutarlo”.
15.000 títulos del Sistema de Bibliotecas están todavía en manos de los lectores desde que arrancó la cuarentena. De esos, 232 retornaron a sus bibliotecas en el Sistema. 150 de los que permanecían en los estantes ya se fueron a visitar otros lugares.
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El proceso
Cuando el personal recibe los libros, rocían las carátulas, contra carátulas y lomos con alcohol (se recomienda que no lo haga en casa antes de entregar porque puede dañarlos). Luego ubican esos ejemplares en cajas rotuladas por fecha que son guardadas en una sala aislada. “Esos libros estarán en cuarentena durante 14 días antes de volver a circular”, precisa Zuluaga.
Una vez allí también puede hacer un préstamo. Se recomienda que primero consulte el catálogo digital de la biblioteca y sepa el nombre del libro y su ubicación en la colección, pero si no sabe aún lo que quiere, los bibliotecarios estarán ahí para orientarlo.
Como si fuera una cadena, entre el personal de la biblioteca uno recibirá la solicitud, otro irá a buscarlo y lo pasará de nuevo para que el usuario se lo lleve a casa. Si ya es un usuario registrado podrá prestar hasta quince títulos. Si apenas realiza el registro, podrá llevarse hasta cinco.
¿Próximas fases?
El subsecretario de bibliotecas, Sebastián Trujillo, espera que dentro de tres semanas, aproximadamente, ya se pueda estar transitando a una siguiente fase de la apertura en la que se liberarían salas de lectura para que entre el público con un aforo controlado.
Por ahora, anímese a buscar los libros que le gustaría prestar para seguir acompañando el aislamiento preventivo y recuerde que aún hay programación en línea. Las bibliotecas de la ciudad no han parado de dedicarse a las letras en estos meses de pandemia.