Hace seis años, Eugenia Pérez cuida el jardín que rodea el piñón de oreja de la Loma de Robledo. Es su modo de disipar las penas.
Realmente, quien lo adoptó, con papeles y todo, ante la Secretaría de Medio Ambiente, fue su hija, Adriana Arango Pérez, quien hace figurar, en vez de su nombre, el de la salsamentaria Buser, situada al frente del árbol nacido hace casi ciento cincuenta años. Así consta en un letrero de lata sembrado a un lado del árbol.
Los adoptantes hicimos un recorrido para observar una docena de árboles patrimoniales de la ciudad —Adriana levanta la cabeza del cuaderno de sumas del negocio, mientras su esposo, Guillermo León Valencia Luján, busca en un ordenador las fotografías que se han tomado al árbol referente y a los demás que menciona Adriana—. Un algarrobo en el parque de San Pablo, un mango en el barrio Cristóbal, un bala de cañón en el parque de Belén, un caucho en el Parque de Bolívar... No sé cuáles más”.
Y desde que llegó con la noticia de que le habían “entregado” el árbol —“un diciembre”—, su madre decidió encargarse de todo: de limpiarlo y de sembrar un jardín que le decore esa parte que emerge de la tierra en ese promontorio de tierra, como homenaje a su hijo Luis Enrique, muerto un mes antes.
Memo le ayudó con la basura: “sacamos 23 bultos de desechos”. Llantas, botellas, zapatos, cartones, bolsas plásticas, tarros de lata, jirones de ropas... Y Eugenia le ha ido sembrando novios, tulipanes, conchitas, rosas, enredaderas, palmas, una mata de limoncillo. “A esa planta alta que el piñón tiene al lado, la llaman de maíz”. Y se sabe que también la llaman felicidad.
Como Eugenia vive en el sexto piso de un edificio con vista al gracioso piñón de oreja, está atenta a que nadie le tire basura o que a ninguno se le ocurra “robarse un gajito” o que alguien tenga la desfachatez de no recoger las heces de su perro. Y si lo ve, de inmediato llama por teléfono a la salsamentaria y Memo o Adriana se encargan de hacer entrar en razón al negligente.
Tan pronto llega menguante, Eugenia siembra. Para desmalezar y abonar es bueno cualquier tiempo.