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El técnico Alejandro Restrepo es consciente de la responsabilidad que tiene en sus manos y de la exigencia de los millones de hinchas de Atlético Nacional. Después de arrancar la presente Liga, el entrenador dialogó con EL COLOMBIANO y compartió aspectos de su lado más humano.
¿Cómo va con este proceso que recién inicia?
“Bien, viviendo el día a día de compartir con los jugadores e implantar nuestras ideas en este grupo humano que estamos liderando y con mucha ilusión de que todo salga muy bien”.
¿Cuáles son sus pasiones cuando no está dirigiendo?
“Considero que soy una persona muy tranquila, muy amiga de sus amigos. No tengo un grupo social muy amplio, pero los pocos amigos que tengo los considero muy valiosos. Me gusta mucho la lectura en los ratos libres, en los que intento seguir capacitándome. Leo sobre liderazgo, crecimiento personal, coaching, pero también me gusta escuchar audiolibros sobre otros entrenadores y personas que han hecho un camino similar en mi profesión. Soy muy casero, tranquilo, me gusta estar acompañado de las personas que quiero, salir a pasear o almorzar. Me considero leal y auténtico”.
¿Cuál libro recomienda y lo dejó marcado?
“Liderazgo, del entrenador Alex Ferguson. En ese libro él habla de su estadía en el Manchester United, en cómo logró todos los éxitos, su día a día en el vestuario y su comunicación con los jugadores. Me gusta, porque más allá de eso, habla mucho de lo que él era como persona, y es un libro que aún ojeo para tener algunos tips”.
¿Quiénes conforman su familia?
“Tengo a mis padres y una hermana menor”.
¿Cómo llegó al fútbol?
“Desde muy niño recuerdo el título de la Copa Libertadores de Atlético Nacional en 1989. Mi papá me llevaba al estadio y esos momentos me marcaron y desde ahí empieza mi relación con el fútbol. Mi papá también me llevó a una escuela de fútbol, me compró balones y álbumes. Empecé a jugar en los equipos de la cuadra y el colegio y después a nivel competitivo en todas las categorías de la Liga Antioqueña de Fútbol como jugador”.
¿Por qué no siguió como futbolista?
“Fue una decisión que tomé a los 20 o 21 años, cuando decido no jugar más y ponerme a estudiar. Arranqué por la Ingeniería de Sistemas, estuve un tiempo ahí, pero no me ubiqué y por decisión propia comencé a estudiar Licenciatura en Educación Física en la Universidad de Antioquia, y cuando estaba en segundo semestre se me dio la posibilidad de volver al club Estudiantil, en el que ya había sido jugador y allí, en el año 2003, arrancó una carrera muy bonita en la dirección técnica, que me llevó a selecciones Antioquia y Colombia y a poder salir del país para capacitarme en el exterior y alcanzar el título de Entrenador de la AFA, y después haciendo pasantías en distintos países de Europa. Tras todos esos aprendizajes, en 2019 llegó a Atlético Nacional”.
¿Cómo se da esa llegada a Nacional?
“En ese momento, bajo la presidencia del doctor Juan David Pérez, y con Jaime Barrientos, que era director del fútbol formativo, me invitan, revisan mi hoja de vida, y en ese momento el profe Paulo Autuori estaba al frente del equipo, nos reunimos con él, me comentaron cuál era la idea. Ellos me propusieron manejar la categoría sub-20 y hacer un trabajo mancomunado entre esa categoría y el primer equipo y ahí arranqué acá en el club”.
¿Se estresa más de lo que disfruta siendo técnico de Nacional?
“Esta es una profesión que exige mucha dedicación y quizás eso puede generar un poco de fatiga, pero está en uno saber distinguir los momentos, y a partir de allí encontrar ese equilibrio personal para tomar las mejores decisiones. Eso lleva a bajar los niveles de estrés y disfrutar más la labor”.
¿Cómo se prepara para el éxito o el fracaso?
“Los grandes equipos y los grandes líderes son las personas que son capaces de pasar rápido la página de los momentos difíciles y hay que encontrar ese equilibrio mental, esa fortaleza y ese temple que se necesitan para comprender que los momentos de euforia no son muy largos, y que uno los sepa asimilarlos. También que los tragos amargos se pasen rápidamente y se les pueda sacar un aprendizaje, ahí radica la gran diferencia entre no alcanzar un objetivo y aprender”.
¿Quién le dio el mejor consejo y cuál fue?
“Es una persona que hoy ya no está con nosotros, el profe Álvaro Saldarriaga, siempre me dijo que a lo que hiciera le metiera toda la pasión y que si iba a ser entrenador lo tomara con la mayor seriedad posible más allá del escenario que me tocara. Que me distinguiera por ser una persona disciplinada y transmitir con el ejemplo y eso lo tengo muy presente y esas palabras me acompañan hasta hoy”.
¿Alguna canción que le llegue al alma?
“Sí, una de mi época con la Selección Antioquia, que es ‘Vivir la Vida’ de Marc Anthony”.