Llegar a Nacional por 8.900 millones de pesos (2,7 millones en dólares) es una responsabilidad más que grande para Andrés Ibargüen. Sin embargo, este futbolista de 23 años, 1,69 metros de estatura y 66 kilos de peso, sabe que tiene todas las condiciones para triunfar.
Ya debutó en el verde en la Superliga y, como la mayoría de futbolistas colombianos, sueña con ir al fútbol del exterior. Sabe que la mejor forma de lograrlo es dejar una buena imagen en Nacional, club con el que firmó por tres años.
Espera hoy ante Jaguares (3:15 p.m.) tener una nueva oportunidad. En la cancha se mueve como cuando escucha la salsa, su música favorita, pero en vez de tener pareja, va dejando rivales regados.
Su amor por la música comenzó en Cali, ciudad en la que nació y en la que desde muy pequeño se enamoró de un balón de fútbol.
Creció con el sueño de llegar a un equipo profesional y marcó diferencia en todas las categorías, pero para establecer una carrera en el balompié se necesita también contar con suerte, y Andrés la tuvo.
Por fuera de la cancha es callado, tímido, pero con el balón en los pies es atrevido, peligroso y habilidoso. Así lo observan técnicos del país.
Alberto Gamero fue el que insistió en su contratación para el Tolima. Antes sus habilidades se perfeccionaban en el Cortuluá, en el que debutó en 2011 y jugó 19 partidos. También fue al Bogotá Fútbol Club. Allí disputó 36 partidos y marcó 4 goles antes de llegar al vinotinto y oro.
“En Colombia no conozco un jugador con su habilidad. Marca diferencia en la cancha y es un hombre que, con continuidad, se convierte en un jugador indispensable para el equipo en el que juegue”, explicó el técnico samario.
La guía en el verde
En Nacional, Reinaldo Rueda lo está llevando de a poco y dice que viene en proceso de adaptación, sobre todo porque él y Víctor Ibarbo son los que han generado mayor expectativa entre la hinchada. “Se está preparando correctamente, por su forma de juego encaja fácilmente en la filosofía de Nacional y nosotros estamos seguros de que puede aportarle mucho a este grupo”, dijo el entrenador vallecaucano.
Eligió la camiseta 11 y es que ese número le trae buena suerte. “En rifas y sorteos me he ganado cosas con ese número, desde niño me gustó y espero llevarlo con éxito en esta institución tan grande”.
Añade que le gustaría jugar en el Real Madrid o el Barcelona. “James (Rodríguez) ha demostrado que es posible alcanzar lo que uno se propone. Para eso estoy seguro de que debe haber mucho trabajo, responsabilidad y compromiso”.
Quiere hacer su propia historia en el club antioqueño, aunque sabe que todos lo miran como el reemplazo de Yimmi Chará. “Jugamos en la misma posición y en muy poco tiempo él dejó huella. Quiero hacer lo mismo para que los hinchas me recuerden, él ya hizo su historia y la mía apenas comienza”, dijo emocionado.
No teme pelear una posición con Víctor Ibarbo y Marlos Moreno. “La competencia te permite mejorar como jugador, esforzarte al máximo para siempre querer estar y te mantiene motivado para buscar un lugar en cada partido”.
Andrés admira a jugadores como Dorlan Pabón, Giovanni Moreno y Avilés Hurtado, tres de los últimos referentes que encontraron en Nacional cómo dar el salto al exterior. Pero él primero quiere pisar fuerte en el verde.
