Desde que llegó a Nacional, el 18 de junio de 2015, Reinaldo Rueda Rivera siempre pregonó que su meta era salir campeón de la Copa Libertadores.
Nunca, inclusive en los momentos difíciles, sacó “el paraguas” o cambió el discurso. Fue fiel a su palabra, una de sus virtudes que complementa con la seriedad en el trabajo, tal como lo describe el preparador físico Carlos Eduardo Velasco que lo ha acompañado en grandes batallas.
El dirigente antioqueño Roberto Hoyos Ruiz, quien lo conoce desde hace 16 años, destaca la calidad humana del estratega vallecaucano: “es un señor de señores, un hombre disciplinado, buen padre, buen esposo, todo un caballero; juicioso, coherente, serio y responsable; gran amigo”.
Rueda es tímido e introvertido, y muy espiritual. Devoto de la Virgen María Auxiliadora, a cuyo santuario visita regularmente. Casado con Genith Ruanos, de cuya unión nacieron Alejandra, Carolina y Juan. Seres que, confiesa, lo llenan de motivación para luchar todos los días, así los tenga lejos (las mujeres viven en Canadá).
Aporte de la academia
Reinaldo no alcanzó a ser jugador profesional, pero sí tuvo camerino como aficionado en su natal Valle del Cauca.
Es licenciado en Educación Física y Salud de la Universidad del Valle, institución en la que ha sido catedrático. Hizo un posgrado en la Escuela Superior de Deportes de Alemania, país en que el aspira a dirigir, algún día. “He estado cerca, ese es un objetivo que sigo persiguiendo”, anota el técnico que logró su primer título en el fútbol colombiano con Nacional, el año pasado, luego de orientar también a Cortuluá (94-97), Cali (1997-98) y DIM (2002, por cuatro meses).
El actual timonel verde es el que más lejos ha llevado a una seleccionado nacional: tercero en el Mundial sub-20 de 20o3 en Emiratos Árabe, después de ganar el Esperanza de Toulon. Con mayores lo sacaron injustamente tras la eliminatoria del Mundial de Alemania-2006, cuando en poco tiempo estuvo cerca de clasificar. Esa es una tarea pendiente que tiene, y con merecimientos, así evite hablar del tema.
Clasificó a Honduras (es nacionalizado allí) a la Copa Mundo de Sudáfrica-2010 y a Ecuador a Brasil-2014, y en su retorno a clubes ratifica la calidad al convertirse en el tercer campeón criollo de la Libertadores, después de Pacho Maturana y Luis F. Montoya.