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Carlos Gómez, el dicharachero de los Miércoles de Clásico EC

Carlos Gómez es el encargado de ponerle humor a las rodadas presenciales y virtuales.

  • Aunque no le gusta correr de forma competitiva, Carlos Gómez participa constantemente en las rodadas que hace L’Equipe en el Oriente antioqueño. FOTO Juan Antonio Sánchez
    Aunque no le gusta correr de forma competitiva, Carlos Gómez participa constantemente en las rodadas que hace L’Equipe en el Oriente antioqueño. FOTO Juan Antonio Sánchez
03 de septiembre de 2020
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Cada vez que el ambiente se tornaba silencioso y aburrido, un grito de Carlos Alberto Gómez le devolvía la alegría al grupo de amigos con quienes comparte el gusto por el pedal.

Por esos gestos graciosos que relajan y le sacan más de una carcajada a quienes lo acompañan en carretera es que Carlos, de 48 años, se ganó el apodo de “vuvuzela”.

“Para molestar un poco y bajar la tensión me da por gritar, pero no de sufrimiento (risas), sino por recocha para animar el lote, a los amigos con los que siempre salgo”, comenta este ciclista aficionado.

“Pero es que no me ayudan”, dice, “porque cada vez que me llaman así grito mas”. Ese ambiente de camaradería fue lo que más extrañó Carlos en los meses de cuarentena obligatoria, en los cuales tuvo que volver a subirse al simulador para no perder el ritmo de rodar seis días a la semana, hábito que ha podido mantener desde hace 35 años.

Cuenta que hace tres años después de un accidente tuvo que adaptarse al simulador, pues era la única actividad física que los médicos le permitieron hacer. Se acostumbró a entrenar en casa, pero volvió a la carretera en cuanto pudo.

Desde ese tiempo para acá, alterna la virtualidad con la presencialidad, lo que asegura, le ha permitido disfrutar más el deporte. Durante el aislamiento encontró en los Miércoles de Clásico EL COLOMBIANO la forma de distraerse y mantener su ritmo de entrenamiento.

“Han sido muy buenas experiencias por rutas que a veces son muy duras, pero bueno, nos entretenemos mucho con ellas en estos momentos donde hay tantas restricciones”, expresa Carlos, quien revela que la carrera más compleja para él fue el Reto a Palmas, “llegué hasta arriba que es lo importante”, señala.

En la virtualidad ha extrañado ser el dicharachero del grupo de amigos pero se enorgullece de sus nuevas capacidades gracias al hábito que construyó en casa. Seguirá haciendo reír con sus gritos y ocurrencias pero también a “dar leña” cuando regrese a la carretera .

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