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Egan Bernal, el corredor que de niño su mamá le daba sopa de cangrejo para que adquiriera defensas después de sufrir neumonía siendo bebé, quien en 2018 se fracturó la clavícula derecha y en 2019 la izquierda, perdiendo además, en ese accidente, varias piezas dentales, y quien en 2020 confesó que tenía una pierna más larga que la otra, lo que le originó una escoliosis en la columna, es el nuevo campeón del Giro de Italia, su segundo título en una gran vuelta tras conquistar hace dos años el Tour de Francia.
Y saber que cuando logró su conquista en la ronda gala saltaron voces, como la del exciclista inglés Bradley Wiggins, quien conoce el entorno del Ineos, antes denominado Sky, que el colombiano “tuvo un poco de suerte” al ganar esa competencia.
Es tan grande lo que ha hecho Egan Bernal en el ciclismo mundial, y con 24 años de edad, que las palabras de elogio hacia el colombiano se quedan cortas. Con sus impresionantes triunfos, continúa escribiendo páginas de gloria, y eso que sigue con constantes dolores de espalda.
¿Cuál será su techo? Con lo que consigue, Egan es tan indescifrable como el deporte que practica, con el que logró, en las últimas tres semanas, que el mundo reconociera su talento, y se olvidara, por instantes, de los problemas sociales que atraviesa el país. Para muchos expertos, este escalador es un superdotado.
“Es un fuera de serie, parece de otro planeta, otro como él nace cada 20 años”, así lo describió su primer mentor en el pedalismo de Europa, el italiano Gianni Savio, quien le abrió las puertas, en 2016, en el equipo Androni, de donde saltó, tras dos temporadas, a la máxima categoría de este deporte con el equipo Ineos, y en el que gracias a sus condiciones se ganó, rápidamente, la condición de líder. Tanto que, otras estrellas de este deporte como los británicos Chris Froome, campeón cuatro veces del Tour, y Geraint Thomas, vencedor de esa carrera en 2018, le devolvieron favores al terminar trabajando para él.
En agosto de 2017, y sabiendo que su destino lo iba a encarar con la escuadra británica luego de estar a la altura en diferentes competencias ante deportistas de élite, Egan se presentó al Tour de l’Avenir, la carrera francesa más importante del mundo para corredores sub-23, la cual, respaldado por uno de sus grandes escuderos y con quien se reencontró en el Ineos -Daniel Martínez- mostró una superioridad admirable para adjudicarse la prueba.
En ella, uno de los organizadores, nada más y nada menos que el francés Bernard Hinault, campeón de cinco tours de su país, tres giros de Italia y dos vueltas a España, en charla con EL COLOMBIANO, se sorprendió del nivel de Egan. “No parece un chico de 20, corre como uno de 30. Es inteligente, con mentalidad fuerte, ambicioso, soñador, si sigue así llegará lejos”.
Por su parte, su excompañero en el Ineos, el inglés Froome, aseguró sobre el cundinamarqués: “El futuro próximo le pertenece”.
Antes de esa afirmación, Jenaro Leguízamo, especialista en entrenamiento deportivo quien tuvo la oportunidad de evaluar las capacidades del corredor, pensó que sus máquinas se habían dañado al ver los datos que arrojó el pedalista en los exámenes que le practicó.
En 2015 señaló: “Quedé tan sorprendido en esa evaluación que dije que este ‘pelaíto’ no logrará un título del Tour de Francia sino dos, tres o más. También, que ganará las otras dos grandes. No solo tiene mentalidad y visión; sus valores físicos son impresionantes. Posee un nivel de oxígeno altísimo, va bien en el ascenso, plano y contrarreloj”.
Palabras comprometedoras que no quedaron en el aire. “El tiempo poco a poco me ha venido dando la razón, pero no quiere decir que porque yo haya dicho eso me convierta en una especie de nostradamus, yo no tengo ningún poder de clarividencia. Es sencillamente lo que la ciencia es capaz de llegar a predecir con unas pruebas fisiológicas hechas con un buen método. Me reafirmo en que Egan ganará las tres grandes y repetirá”, agrega Leguízamo.
El pedalista antioqueño Sergio Luis Henao, quien compartió con Egan en Sky, fue uno de los primeros a quien se le escuchó una frase sobre Bernal que cobró eco internacional: “es el nuevo niño maravilla de ciclismo, lo difícil lo hace ver fácil, es fuerte en los distintos terrenos. Escucha, es buen compañero, solidario, un líder”.
Recientemente, en su cuenta de Twitter, el excorredor alemán Jens Voigt comparó a Bernal con el belga Eddy Merckx, considerado el mejor ciclista de todos los tiempos, al ganar cuatro mundiales, cinco tours, cinco giros y dos vueltas. Su ambición y voluntad para salir en busca de triunfos eran admirables. “Egan Bernal, qué campeón. Corre como el gran Eddy Merckx. Mi más profundo respeto por tu estilo de carrera”, escribió Voigt.
Pese a no estar recuperado de sus problemas físicos, que le impidieron retener el título del Tour, Egan se presentó como el líder único de su equipo a la edición 104 de la corsa rosa. Y no defraudó.
Con solidez, concentración e inteligencia, redondeó el magnífico desempeño de sus compañeros, entre ellos su compatriota Martínez. Tuvo un día de crisis -etapa 17-; sin embargo, se supo regular para salvar la jornada y no ceder tanto tiempo con sus inmediatos perseguidores en la general. De hecho, por momentos Bernal hizo recordar a Froome, gran dominador del pedalismo internacional en la pasada década, y quien no dejaba nada al azar.
Haciendo honor al ciclismo de antes, el del ataque, Egan aprovechó cada oportunidad para sacarle diferencias a sus demás rivales.
Con la fuerza de su andar, ganó dos fracciones, fundamentales para recuperar su confianza y dejar atrás sus dudas.
Pese a que muchos lo ven como si fuera de otro planeta, Egan también da señales, sobre la bicicleta, que es humano. Hasta lloró cuando consiguió la victoria en Campo Felice (etapa 9), pues hace unos meses, tras sus dolencias y otros obstáculos que superó, creyó que nunca más iba a volver a ser el mismo.
“Después de mi lesión y salir por la puerta de atrás del Tour al tener que retirarme, dije que si terminaba el Giro dentro del podio o por lo menos entre quienes pelaban la general, quedaba contento y tranquilo. No esperaba lo que he logrado”, le dijo el escarabajo al periodista Juan Charry López a través de un en vivo en Instagram horas después del final de la etapa 16 en Cortina d’Ampezzo y en la cual se impuso con autoridad.
En sí Egan se sale del molde, tiene tiempo hasta para compartir con sus seguidores en las redes. Pese al cansancio acumulado tras el esfuerzo realizado, habla de sus hazañas, de sus gustos, de su vida.
“Han sido dos años difíciles en lo personal. En este momento, dentro de mí, sé quién soy y lo que tengo y lo que puedo hacer. Pero en el Tour, siendo escalador y quedarme en una subida yo decía: ‘este no soy yo’, y luego, tras una serie de altibajos, no solo físicos sino en la parte mental, llegué a dudar de mí en cierto punto. Me preguntaba: ‘¿será que todavía soy bueno, que puedo estar ahí?’ Es que había corredores que rompían récords y si bien yo hacía buenos tiempos no podía rendir como los demás. Los otros también mejoran, y yo pensaba que tal vez había llegado a mi cien por ciento y de ahí ya no pasaba. Tras ganar por eso dije que estaba de vuelta, porque ahora sí puedo demostrar cuál es mi nivel, más allá del dolor que siento aún tras la lesión”, confesó Bernal, quien se convierte en un ejemplo de superación para otros.
Ahora, más allá de los obstáculos que ha superado en su difícil camino, es el nuevo rey del Giro de Italia, una distinción que hace que su nombre adquiera más grandeza