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Esta semana el ministro del Deporte, Ernesto Lucena, abrió una luz para el regreso del fútbol y manifestó que, según evolucione la situación, podría retomarse entre agosto y septiembre. Sin embargo, de cumplirse este tiempo, habría que agregarle otro mes y medio para que los jugadores estén listos de cara a la alta competencia. Por lo menos, ese concepto lo comparten diversos expertos en la parte física.
El fisioterapeuta Sebastián Botero, fundador de Fisiolaser, explica que los jugadores están haciendo cierto tipo de entrenamientos durante la cuarentena, pero nunca podrán llegar al mismo nivel que se tiene en los entrenamientos normales.
“Ellos combinaban toda la parte de gimnasio, fortalecimiento y estiramiento, evaluaciones biométricas y deportivas con equipos de tecnología de punta que se tienen en los clubes, además del tema físico, táctico y psicológico”.
Indica Botero que por eso se habla que cuando se pueda volver a los entrenamientos presenciales, se necesitarán entre 4 y 6 semanas para regresar a la parte competitiva.
“Todas las cualidades físicas cambian, la fuerza, la potencia, la estabililidad, el equilibrio, la propiocepción, la velocidad de reacción, la pliometría de la saltabilidad”.
Por eso, la recomendación del especialista es que se brinde un espacio de 45 días para que los jugadores profesionales tengan el tiempo suficiente de volver a su mejor estado de forma y competir.
Con él coincide Carlos Tabares, preparador físico de Atlético Nacional, quien explica además que en los protocolos que Dimayor compartió con el Gobierno se entiende que el regreso a los entrenamientos no será de forma colectiva.
“Todavía estamos en la incertidumbre porque no hay certeza sobre una fecha de reanudación, y por lo que hemos entendido el regreso a los entrenamientos no se hará de manera normal. Inicialmente no volveríamos a entrenar de manera colectiva, hay una estrategia que se divide en tres fases”.
Tabares explica ese paso a paso de la siguiente manera: “La primera es una fase individualizada, en la que posiblemente en cada zona de entrenamiento solamente estarían dos jugadores sin tener contacto. La fase dos sería el grupal, entre 6 y 8 futbolistas como máximo, para después pasar a la tercera que sería el colectivo. Este procedimiento requiere de un periodo no inferior a un mes para volver a competir con normalidad”.
Además, agrega el experto en la parte física, que pese a todas las estrategias que implementaron los equipos antioqueños durante este periodo para mantener en forma al jugador, se ha perdido la lógica interna del juego.
“Es decir, todo lo que tiene que ver con la posición, cooperación, la incertidumbre de juego. Eso no está presente, por lo tanto hay una desadaptación total”, apunta.
Advierte Tabares que eso tiene un riesgo, porque si no se cumplen con los tiempos correctos pueden venir lesiones importantes como sucedió con la NBA en el año 2011 (ver información anexa).
“Tenemos que ser muy responsables a la hora de planificar las distintas estrategias para volver a la competencia. Sabemos de las necesidades que hay de reactivarla rápido, pero si nos apresuramos y no somos prudentes podemos tener consecuencias graves con nuestros futbolistas”.
Otro concepto que refuerza esta teoría la brinda Juan Caballero, preparador físico del DIM: “Completamos casi ocho semanas de confinamiento, el tiempo para acondicionar a los jugadores sería, mínimo, de cuatro semanas para mitigar el impacto de las lesiones”.