Renovado en cultura, consciente de que Europa es otro mundo y maravillado por el valor que tiene el pasado y la importancia que le dan al futuro en Italia. Así regresó Johnny Mosquera.
En forma acelerada le tocó aprender el italiano para entenderle mejor el planteamiento al técnico del Livorno. Ahora se siente satisfecho por la experiencia y por los sitios que conoció al lado de su familia.
Hoy, Pepe está feliz porque encontró las puertas abiertas en el Envigado, equipo que lo proyectó desde el Ponyfútbol.
Su caso es como el del hijo pródigo que vuelve a casa. De 24 años de edad defenderá de nuevo la camiseta naranja. Y lo hará, pasado mañana, frente a Millonarios, en Bogotá, donde muchas veces fue figura antes de emigrar en 2013 al Viejo Continente.
“No estoy al cien por ciento, porque hace nueve meses no juego debido a que recién superé una lesión de ligamento y meniscos”, señala Johnny, quien habló con el entrenador Juan Carlos Sánchez y le explicó hasta dónde puede aportar para que el onceno antioqueño continúe en la búsqueda de un cupo entre los ocho de la Liga Águila-2.
“Mi aspiración es llegar lejos, pero hay que tomar todo con calma para sobresalir en Envigado y luego pasar a un equipo grande de Colombia o volver a jugar en el exterior”.
Si bien la primera meta es intentar asegurarse entre los ocho, más ahora que se está a dos puntos, Mosquera vuelve a soñar con el club de sus amores. Y aunque suena a demasiado optimismo, confía en que “podemos aspirar a un título, porque el rentado hace rato se puso parejo”.
Para ello su escuadra tendrá que afinar varios asuntos a partir de la fecha 17. Cree que si están bien parados, no dejan que el rival juegue fácil, la defensa comienza con los delanteros y lucen efectivos pueden ilusionarse con la segunda parte del rentado para que su retorno al fútbol colombiano tenga un valor agregado.
“Cada que puedo le digo a mis compañeros que se mentalicen para ganar”.
Johnny Mosquera anhela ser animador del campeonato como sucedió en el pasado, cuando su seguridad en la zona de volantes, la media distancia y la técnica con el balón le sirvieron para emigrar a un mundo en el que se sintió cómodo, porque su experiencia en Italia le permitió cambiar de vida y hasta de pensamiento.