Los psicólogos dicen que los seres humanos funcionamos por imitación. Por eso los referentes que tenemos, sobre todo en la infancia y juventud, marcan el camino de la vida. Cristiano Ronaldo Júnior, el hijo mayor del futbolista portugués que ganó cinco balones de oro, es muestra de eso.
El joven de 14 años, quien sigue los pasos de su padre en el fútbol, creció inmerso en la disciplina militar que le ha dado éxito deportivo a su padre. Por eso, siendo apenas un adolescente tiene un estado físico envidiable y se postula como potencial candidato a llegar al equipo profesional del Al-Nassr de Arabia Saudita.
¿La formula? Entrenar, entrenar sin descanso: de día, de noche, en todo momento. Sí, porque Cristiano Ronaldo ha dicho que incluso cuando duerme, cuando come, está preparando su cuerpo para un partido. Su hijo vive de la misma manera. Quizás por eso, en casi todo, quiere imitar al padre.
En redes sociales circuló recientemente un video en el que Junior, como es conocido, le pide a un barbero que le corte el cabello “como este hombre” y le muestra una foto de su padre cuando jugaba en la Juventus, años en los que tuvo unos rizos altos en la cabeza. El primogénito, que ahora juega un torneo amistoso con la Selección de Portugal sub-15 en Croaci, también los lleva.
Cristianinho, como lo conocen en suelo luso, funciona por imitación a su padre. Aunque busca hacer su propio camino, quitarse de encima la gran sombra de su progenitor será difícil. Más ahora, cuando es juvenil. Por eso, el joven futbolista parece disfrutar las comparaciones con Ronaldo, a quien emula cada que puede.
Corrían el minuto 12 del partido contra Croacia. Cristianihno, que juega de extremo por izquierda –la posición donde arrancó su carrera el padre–, recibió una pelota ingresando al área y pateó de zurda, con fuerza. El balón pegó en el travesaño antes de ingresar al arco: la anotación fue de picabarra. Apenas vio que la bola entró, el joven delantero corrió hacia la esquina opuesta y, en complicidad con sus compañeros, realizó la celebración que Ronaldo inmortalizó: un salto hacia atrás que termina con el grito: “Siuuuu”.