Alex Darío Aguinaga Garzón nació con una pelota bajo el brazo el 9 de julio de 1968, en el seno de una familia modesta y se convirtió en el futbolista ecuatoriano más grande la historia.
Junto con sus hermanos integró el equipo infantil Ciudad de Quito luego de romper vajillas y adornos de cerámica al jugar en su casa. Allí fue líder y goleador, razón por la cual su padre, al ver que tenía condiciones, lo vinculó al equipo del que era hincha toda la familia: El Deportivo Quito.
En ese momento inició una carrera llena de éxitos, los 39 goles que marcó en 15 partidos vistiendo la camiseta azulgrana confirmaron su valía. A los 20 años conoció a María Sol Sánchez con la que decidió casarse y formar una familia.
Fue ídolo del Necaxa mexicano y la selección ecuatoriana. Hoy está dedicado al comentario deportivo en la cadena de televisión Fox Sports México. EL COLOMBIANO dialogó con él sobre su presente y su carrera.
¿Cómo era de niño?
“Según mi papá, muy bueno para el fútbol y, para mi mamá, muy travieso en la casa. Con mis hermanos siempre jugábamos en la casa y eso provocaba que rompiéramos objetos de mi mamá”.
¿Era buen estudiante?
“Sí, me gustaba el estudio, las matemáticas. Lo que no me agradaba era el tratar de memorizar cosas como la lectura, era más de comprender lo que estaba leyendo. Siempre he sido más analítico que de memoria”.
¿Cuándo llegó al fútbol profesional?
“A los 16 años. Desde los 14 años estaba en las divisiones menores del Deportivo Quito. Mi adolescencia fue diferente a la de otras personas. No fui de bares ni fiestas, lo mío era la disciplina, la cancha, el descanso y la alimentación, y a veces en eso choco con mis hijos”.
¿Qué estudió?
“Solo terminé el bachillerato y en ese momento no tuve la oportunidad de ir a la universidad, pero después hice una maestría en el instituto Johan Cruyff en Administración del Deporte y, además, soy director técnico egresado de la Endit de México y la AFA de Argentina”.
¿En qué momento decide ser comentarista de fútbol?
“Cuando me retiré tuve la suerte de pertenecer a algunos medios por invitación. Arranqué en el 2006, me invitaron a ir al Mundial de Alemania. Fue agradable y bonito y así empecé, pero lo mío era la cancha y por eso me hice director técnico. Los medios no me son extraños, me gustan y no tengo problemas para desenvolverme frente a las cámaras, el micrófono no me espanta”.
¿Cuál ha sido su mayor reto profesional?
“Desde que arrancás en el fútbol todos los días tienes retos, siempre hay algo que aprender, y yo me levantaba todos los días pensando en ser el mejor”.
¿Cómo es un día ideal para usted?
“No creo que lo haya, porque hay momentos en que uno necesita descansar, también me gusta mucho la actividad física, hacer gimnasio, pero hay otros días en que me quiero relajar, ir al cine, salir a caminar o a comer. No podría definir un día perfecto y feliz. Todos tienen su magia y hay que aprovecharlos”.
¿Quién es su personaje favorito?
“No tengo uno, son varios. Por ejemplo Jesús por lo que vino hacer y el legado que dejó, además comparto muchos aspectos en común, el hecho de que era una persona humilde, de venir de abajo, de entregarse al máximo en lo que hizo. También Simón Bolívar que fue un libertador, una persona que en su juventud y niñez fue adinerado y dejó todo para liberar varios pueblos. Ahora los políticos son al revés, arrancan pobres y se hacen millonarios. Yo creo que esos son los personajes que marcan una vida, pero también admiro a mis padres por su esfuerzo y sacrificio: Mi papá, por ejemplo, tenía tres trabajos en el día para poder mantenernos y esa era su manera de decirnos que nos amaba”.
¿Alguna película o libro que lo haya marcado?
“La película que más me ha gusta es ‘La vida es Bella’, es muy linda y desarrollada en un momento muy duro para la humanidad, que fue la época del holocausto Nazi. Habla del amor fraternal, del amor de padre y la protección que se le da a los hijos. Esa me marcó”.
¿Cómo se describe?
“Como una persona honesta, creyente, pero no religiosa. Me considero un buen ser humano”.
¿Y algo que no le guste de usted?
“El desorden, eso es algo que no he podido corregir”.
¿Qué frases o consejos son las más importantes para usted?
“Me gusta la de ‘rendirse jamás’ o la de que ‘cada que te caes debes levantarte una vez más’. Creo que sobre el significado de esas dos giran todas las demás y los mejores consejos que uno puede recibir”.
¿Cuál ha sido su mayor logro?
“Ser padre, ese ha sido el mejor, uno puede tener fallas como esposo, pero como padre ves a tus hijos crecer y el amor que te profesan, además de los que significan para ti”.
¿Su mayor frustración?
“Esta tiene que ver con la labor como director técnico, porque sigo en camino y la gente te cataloga de acuerdo a tus éxitos y esos son títulos y aún no los consigo. En algún momento se darán y los voy a disfrutar mucho, pero sé que no es fácil”.
¿Si pudiera tener poderes cuál le gustaría y por qué?
“Cuando era joven quería el de rayos x (risas), pero la verdad creo que el mayor súper poder es el de ayudar a la gente y la forma en que lo haces es de acuerdo a lo que tú vives y creas que puedes hacer”.
¿Algún logro pendiente?
“Sí, terminar de ver a mis hijos crecer y que sean mejores seres humanos, la profesión que elijan no me interesa”.
¿A qué le teme?
“A perder a mis hijos”.
¿Alguna anécdota en particular que recuerde de su época como jugador?
“Una vez quise hacer una rabona, que es una jugada en la que cruzas uno de los pies por detrás y le pegas al balón, no le pegué a la pelota me pegué y me caí, afortunadamente me pude levantar rápido y hacer un pase al área, entonces evité que la vergüenza fuera mayor”.
¿Cuál es su posesión material más valiosa?
“La casa en la que vivimos, porque es nuestro hogar y así deja de ser material para convertirse en una protección para la familia”.
¿Se arrepiente de algo en su vida?
“Sí, hay situaciones de mi vida personal de las que me arrepiento y de no haber tomado la mejor solución. No por el hecho de que hayan sido muy graves, sino porque no supe qué hacer en el momento, y eso es cometer un doble error, fallar y después corregir de una manera equivocada”.
¿Qué no perdonaría?
“Creo que perdonaría todo, porque por nuestra condición humana todos cometemos errores. Lógico que serán difíciles algunas situaciones de perdonar como la mentira, la infidelidad, pero al final estás en un mundo donde la vida es solo una y hay un solo sentido, no hay regreso. Así que hay que tratar de ser más tranquilo, desprendido y vivir más alegre”.
¿Con qué quedaría tranquilo cuando le toque el turno de partir?
“Si me reciben en el cielo quiere decir que hice más cosas buenas y con ese solo gesto sería lo máximo para mí. Sobretodo si mi labor como padre tiene aprobación”.
¿Qué significa el balón para usted?
“Un objeto inanimado que cuando está girando en una cancha crea vida”.
¿Y Los hinchas?
“Sin ellos el fútbol no tiene pasión”.
¿Le gustaría dirigir alguna vez la selección ecuatoriana?
“Claro que sí, pero ahora la Federación poco cree en el técnico ecuatoriano y prefiere contratar entrenadores extranjeros”.
¿Algún jugador colombiano que admire?
“A mí me toco compartir mi época de jugador con Carlos Valderrama, con quien además tengo una amistad muy linda. Para mí en Colombia no ha habido un volante de su clase y claridad para jugar al fútbol, teniendo en cuenta que es un país que produce futbolistas de muchísima calidad”.
A usted le tocó ser dirigido por Francisco Maturana y Hernán Darío “Bolillo” Gómez, ¿qué opina de ambos?
“Agradecimiento por lo que son como seres humanos y profesionales. Le dieron mucho al fútbol ecuatoriano y siempre confiaron en mí para que liderara sus procesos. Con ellos, y también con Luis Fernando Suárez y con Reinaldo Rueda el fútbol ecuatoriano dio un salto de calidad que mantiene hasta hoy”