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En una noche desastrosa para River Plate, en la que empató 2-2 ante el Al Ain y cayó derrotado 5-4 en los penaltis, la actuación del barranquillero Rafael Santos Borré fue la única que sacó la cara por el equipo millonario con sus dos anotaciones, 120 minutos de un juego consistente y de gran factura.
Borré se convirtió en el tercer colombiano en marcar gol en un Mundial de Clubes, honor que comparte con Freddy Rincón (le marcó al Al Nassr y al Raja Casablanca en la edición de 2000) y Mao Molina, (anotó un tanto con el Seongnam Ilhwa de Corea al Al Wahda y dos al Internacional de Brasil en el certamen de 2010, de hecho fue goleador de dicha edición).
Borré llegó a 17 tantos con River y el club campeón de Copa anunció que aumentaría su cláusula de rescisión, que quedaría por encima de los us$40 millones, la más alta del fútbol argentino.
En contraste, el resto de la plantilla millonaria, pero sobre todo Franco Armani, vivieron una jornada que difícilmente olvidarán pues desde su consagración ante Boca Juniors, el 9 de diciembre ya se hablaba de un duelo en la final del mundo ante Real Madrid.
Para Armani fue revivir la angustiosa noche del 14 de diciembre de 2016 en Japón cuando recibió tres goles del Kashima Antlers que acabaron con las ilusiones suyas y de Nacional de llegar a la final. Ayer, Franco fue responsable directo del primer gol y en la tanda de penaltis rozó el balón en tres disparos pero no pudo atajar ninguno.
Ahora, como hace dos años, el tercer puesto, que aquella vez disputó ante América de México, asoma como el premio de consolación. Hoy se juega la otra semifinal entre Kashima y Real Madrid. Así que quién quita, después de todo puede haber River-Real en Catar.
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.