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Conozca a Liced Serna, la estrella de la Selección Colombia Femenina, que creció en La 13

Liced fue convocada por primera vez a la Selección de mayores por Nelson Abadía para disputar los amistosos de la doble fecha Fifa, este mes.

  • El primer juego de Liced con el Valencia en la Liga española será el domingo 11 de septiembre. FOTO jaime pérez

    El primer juego de Liced con el Valencia en la Liga española será el domingo 11 de septiembre. FOTO

    jaime pérez

06 de septiembre de 2022
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Liced Serna caminaba, bajo el fuerte sol mañanero, en la cancha de arena del barrio El Salado en la Comuna 13 de Medellín, cuando un grupo de niños de la Institución Educativa La Independencia, ubicada a uno de los costados del escenario deportivo, llegó gritando y saltando para abrazarla y tomarse fotos.

Ella, con humildad y timidez, accedió a compartir con los niños que, un par de semanas atrás, la habían visto por televisión con la camiseta 10 de la Selección en el Mundial femenino sub-20 que se jugó en Costa Rica.

“La maestra que los trajo fue profesora mía en el colegio. Yo estudiaba allá. Creo que en la entrada deben tener una foto mía donde dice ‘prohibido el ingreso’, por lo plaga que era con mis compañeros”, dijo entre risas.

La futbolista es consciente de que, a sus 20 años, se ha convertido en referente para muchas personas de su barrio que ven en ella una mujer que cumplió el sueño de jugar fútbol profesional y está cerca de viajar a España para tener su primera experiencia afuera.

¿Cómo empezó el sueño?

“Me di cuenta de que a mi hija le gustaba el fútbol porque unos amigos me dijeron que la habían visto jugando en la calle. Un día decidí llevarla a la cancha, pedí un balón prestado y le dije que me mostrara lo que sabía hacer. Ella estaba asustada. Yo la tranquilicé, se soltó y demostró que tenía mucho talento”, recordó Carlos Serna, su padre.

Eso fue cuando tenía siete años. Las visitas a la cancha empezaron a ser más frecuentes, y poco a poco Liced heredó la pasión por el fútbol que viene de su familia.

“Mi papá me traía acá, colocábamos unos conos y me ponía a hacer eslalon. Cuando terminaba, hacía la 31 y le pegaba al arco. Así fueron mis primeros pasos en el fútbol. En ese momento el balón era más grande que yo”, relató la mediocampista.

Después de eso y en la medida en que fue creciendo, empezó a jugar todos los días en la cancha de microfútbol de Cuatro Esquinas, cerca de su casa. Su mamá tenía que entrarla porque siempre quería estar pateando un balón.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que “Piolo”, el profesor de Educación Física de La Independencia en ese momento, se diera cuenta de su talento. La seleccionó para que jugara los Intercolegiados.

Sus familiares decidieron buscarle un equipo de fútbol, algo que, como recuerda su padre, no fue fácil porque en ese momento no había escuadras femeninas y ella era baja de estatura y delgada.

“Hablé con Willington Cano, que tenía el club de semillas del barrio; le pedí el favor de que la recibiera y dijo que le daba miedo que la golpearan. Pero la vio jugar y aseguró que era muy talentosa”, agregó Carlos.

Liced se empezó a destacar entre sus compañeros, por lo que el profesor de Educación Física habló con su padre, y la llevó a que jugará su primer Ponyfútbol, cuando tenía ocho años, con el equipo Nuevos Conquistadores.

Siguió su proceso de formación en el Club Molino Viejo, en el que estuvo cerca de cuatro años, y aunque era talentosa y empezó a crecer en estatura y potencia física, era suplente porque la ponían a jugar en categorías mayores.

“Me daba tristeza cuando no era titular. Algunas veces pensé en no volver, pero mi familia siempre estuvo presente. Me decían que eso era parte del proceso, que tenía que mejorar para jugar”.

Un cambio de vida

Cuando Liced cumplió doce años, Carlos se puso en contacto con Liliana Zapata, la fundadora del Club Formas Íntimas, para tantear la posibilidad de que le hicieran pruebas para entrar al equipo.

“Un día mi papá llegó con una pantaloneta de Formas y yo no me la quitaba ni para dormir. Me sentí profesional desde que ingresé a ese club porque entrenaba con jugadoras muy tesas. Eso me cambió la vida y la mentalidad”.

Cuando llegó jugaba de extremo, pero luego, por su buena estatura (mide 1,75), la pusieron de volante de creación. Se adaptó, terminó su proceso de formación y en 2019 el entrenador Carlos Paniagua la llamó para jugar la liga profesional femenina con el DIM.

También estuvo en el Sudamericano sub-17 con la Selección Colombia, pero no fue al Mundial. Eso la frustró, aunque siguió adelante, hasta que cumplió el sueño mundialista cuando Paniagua la convocó para Costa Rica.

“Su evolución fue fenomenal. Ella tiene una talla inusual para el fútbol suramericano. Algunas veces se desesperaba porque tenía talento, pero no se le daban las cosas, y aunque hubo muchas personas tratando de llevársela, decidió quedarse y dijo que no se iba de Formas, a no ser de que fuera al extranjero”, aseguró la entrenadora Liliana Zapata.

Y ese sueño se cumplió porque, una vez termine su participación con la Selección de mayores en el amistoso que juega este martes ante Costa Rica en Cali, Liced viajará a España para sumarse a las filas del Valencia. A Europa llevará la misión de dejar en alto el nombre del barrio que la vio crecer en la Comuna 13

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