Pocas cosas tan características y tradicionales en el fútbol colombiano como el ambiente que se vive en la última fecha de la fase todos contra todos.
La tensión simultánea en diferentes estadios, el radio o el celular como aliados para tener los sentidos en varias ciudades a la espera de la feliz noticia, o el baldado de agua fría, el grito de gol ajeno en la tribuna. Todos esos elementos son a los que se aferran los defensores del formato actual temerosos de que esa emoción se diluya con un modelo de campeonato diferente.
Y ese vaivén de emociones tendrá al Atanasio Girardot como uno de los escenarios y al DIM como protagonista, para definir el mapa de los clasificados.
Tener pendiente esa tarea, hasta la última fecha, no es una situación deseable para ningún hincha o plantel. En el caso del Medellín depende del ángulo con el que se mire la circunstancia del Poderoso.
Por un lado, el equipo que orienta Aldo Bobadilla hizo el mejor remate del campeonato junto al Deportes Tolima, con cuatro triunfos y un empate en sus últimas cinco salidas.
El club antioqueño no tiene antecedentes similares al actual desempeño en el epílogo de una fase regular. Por eso puede resultar desalentador no estar ni siquiera entre los ocho clasificados en la víspera de la fecha 20.
Del otro lado, está la cara más alentadora, que muestra que hace 50 días el cuadro rojo requería de un rendimiento cercano al 70% para burlar lo que parecía una inminente eliminación por segunda ocasión consecutiva.
Al interior del plantel prefieren alinearse con el vaso medio lleno. Hay confianza en poder concretar la clasificación, pero también certeza de lo difícil que será lograrlo ante el elenco pijao.
“Tolima es un equipo que si vos le das la pelota, te va a lastimar. Y cuando también se refugia atrás, te cede un poco de espacios y vos quedás muy abierto, podés sufrir, porque tienen jugadores muy rápidos, de buenas transiciones. Es un equipo de mucho cuidado”, calificó el timonel rojo quien invocó la solidaridad táctica de los once jugadores, para no tener ninguna fisura defensiva esta noche, que corte el sueño de seguir en carrera por la séptima estrella.
Lo único cierto en una jornada, que siempre genera incertidumbre en altas dosis, es que el hincha que llegue al Atanasio, desde las 7:30 de la noche, tendrá que saber sufrir y alentar hasta el final.