En dos noches sísmicas consecutivas, el Abierto de Estados Unidos se quedó sin sus dos últimos campeones con la eliminación el viernes de Novak Djokovic en la tercera ronda del Grand Slam de Nueva York.
Si el español Carlos Alcaraz sucumbió la víspera en segunda ronda, Djokovic lo hizo el viernes en una maratónica jornada que entró en los récords de nocturnidad del US Open. Djokovic fue destronado por el australiano Alexei Popyrin, número 28 de la ATP, que firmó la victoria de su vida por 6-4, 6-4, 2-6 y 6-4.
La defensa del título del US Open era la última oportunidad para “Nole” que, a sus 37 años, sigue peleando por alcanzar su 25º título de Grand Slam y superar a Margaret Court para fijar el récord absoluto en el tenis.
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Ante la prensa, el serbio admitió que esta semana jugó algunos de los peores partidos de su carrera y apuntó hacia los esfuerzos por conquistar su primera medalla de oro olímpica en los Juegos de París, en una final ante el también desgastado Alcaraz.
“Obviamente tuvo un efecto. Gasté mucha energía ganando el oro y llegué a Nueva York sin sentirme fresco mental y físicamente”, afirmó Djokovic. “Simplemente me sentía sin fuerzas, y eso se notó en la forma en que jugué“. Además del impacto de sumar los Juegos al apretado calendario tenístico, el Abierto de Estados Unidos suele ser el escenario grande más imprevisible, donde ningún tenista ha defendido el título desde los cinco trofeos seguidos de Federer entre 2004 y 2008.
“Mis peores partidos”
Con el tanque vacío, Djokovic acabó condenándose a su peor derrota en un Grand Slam desde 2017 con su errático servicio, cometiendo hasta 16 doble faltas, su récord en un torneo grande. “Tal y como me he sentido y jugado desde el principio del torneo, la tercera ronda es un éxito. He jugado algunos de mis peores partidos”, reconoció.
Popyrin es tan sólo el segundo australiano en tumbar al gigante balcánico desde que Lleyton Hewitt le propinara su última eliminación, también en tercera ronda del US Open, para la que hay que remontarse a 2006.