Pocas ciudades del mundo cierran sus principales calles y avenidas para darle paso al deporte y Medellín, hasta en horario nocturno, es una de las abanderadas: destina 10.6 kilómetros, cuatro horas a la semana, con presencia de cerca de 100 mil usuarios.
EL COLOMBIANO inicia hoy una serie especial enfocada a mostrar, justamente, el trajín nocturno que tiene la ciudad en el tema de la actividad muscular y una de las principales ofertas, además de exitosas, como señalan quienes las utilizan, es la de las Vías Activas Saludables, cuya propuesta compagina con la intensidad de los programas que se viven, de lunes a domingo, en las unidades deportivas.
Es tanto el movimiento que se ve en la capital de Antioquia, que pareciera que el deporte no descansara. Incluso, muchos practicantes quisieran que esos horarios se extendieran.
“Sería un placer, pues se protege el medio ambiente, la salud, se cuida el bolsillo y se mejora en el tema de la movilidad”, manifiesta David Gómez, quien cada noche toma la ciclorruta del estadio para desplazarse de su lugar de trabajo a la casa. “Lo ideal es más inversión en ciclorrutas y así se rompe el temor de moverse en este vehículo”, agrega este usuario, quien además participa en colectivos en las noches para promocionar la bicicleta como medio de transporte.
En Holanda, por ejemplo, tienen como filosofía en seguridad vial evitar el uso compartido de las calles por autos y bicicletas, y el resultado, como lo describe en Twitter Dirk Janssen, embajador de los Países Bajos en Panamá, se cuenta con más de 35.000 kilómetros de ciclovías separadas.
En Medellín, la estrategia que lidera el Inder se denomina Vías Activas Saludables (VAS), que funcionan hasta dos veces a la semana en la noche, y en sus 65 km habilitados para la ciclorruta, contribuyen al aprovechamiento del tiempo libre, la práctica de actividades físicas y el mejoramiento ambiental de una urbe que, por el tono gris que se percibe en el horizonte, parece, en ocasiones, gótica.
Daniel Palacios, director del Inder Medellín, expresa que esta ciudad, gracias a las VAS (anteriormente llamadas ciclovías), varias de ellas que se conectan con algunos de los 886 escenarios públicos y gratuitos con los que se cuenta, puede estar a la altura, o mejor aún, de otros lugares en el mundo.
Advierte que la “adquisición de hábitos de vida saludable” que se viene adoptando es el inicio de un gran movimiento social con futuro, como se puede apreciar ante la amplia demanda de personas ejercitando el cuerpo, lo que hace pensar que el “deporte no duerme”.
Los beneficios son varios
Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), dice que por cada dólar que se invierte en estrategias de prevención de enfermedades no transmisibles o cardiovasculares, el sistema de salud se ahorra 20 dólares. “Es que esto no es un tema solo de que la gente salga y se recree, sino que también tiene implicaciones directas en la buena salud de la población”, asegura Palacios.
En cicla, caminando, trotando o en patines, se observa en la ciudad personas haciendo ejercicio, muchas veces en un porcentaje más alto que en mañanas y tardes.
“Y ese es el reto que tenemos, satisfacer esa demanda con más espacios, pues el deporte crece. Si uno hace un promedio de los horarios de los escenarios abiertos (886), nos da que están prestando servicio de 6:00 de la mañana a 11:00 de la noche. Si hacemos un cálculo, más o menos las horas pico en organizaciones deportivas son de 6:00 a 10:00 a.m. y de 6:00 a 10:00 p.m. mientras que en la práctica libre, en el uso comunitario, la gran curva se nos pone es de noche”, asegura el funcionario, al confirmar que buscarán la fórmula para que los espacios permanezcan abiertos más tiempo.
Palabras que llenan de ilusión a los usuarios que aprovechan este programa para acceder a las unidades deportivas, como lo refleja Jhon Tejada, practicante del skateboarding (monopatín).
“Qué lujo que esto se pudiera dar. Aunque muchas veces nos quedamos en el skatepark practicando así nos apaguen la luz (9:30 p.m.), algunos se ven obligados a desplazarse a los bajos del puente de la 4 Sur, donde también se practican disciplinas extremas. Allí sí que hay deporte hasta la madrugada”, comenta Tejada, quien a la vez se dedica al arte urbano.
Ha tenido tanta acogida la oferta, que los programas en las unidades deportivas, barriales y vías no se ha visto amenazada más allá de la problemática de violencia que en ocasiones se despierta en varias zonas.
“Hay una realidad: en algunos sectores todavía hay coyunturas que enfrentamos, como temas de violencia, pero con los programas y escenarios del Inder pasa algo particular y es que son respetados por la ciudadanía. Además nuestros formadores son protegidos. Dentro de esa oferta institucional de la Alcaldía es la que más resulta inmune a esas situaciones, pues todas las personas son conscientes de lo provechoso de tener estos espacios, que va desde programas con madres gestantes hasta los adultos mayores”, dice Palacios.
Cristóbal Burgos, patinador chileno que está radicado en Medellín hace un año y medio, añade que la libertad para hacer deporte es uno de los motivos por los que no ha partido a su lugar de origen. “Es que aquí no solo compito, sino que, además, me gano unos pesos enseñando lo que he aprendido de este deporte, y estas ciclovías son vitales para ello, pues en las noches no hay tanto carro y la ciudad es mucho más transitable. Siento que aquí, como en otros países, la cultura del deporte crece”, comenta el chileno.
Mientras unos prefieren descansar, otros se visten de cortos para aprovechar la Medellín nocturna, horario en el que se vibra con el deporte.
DANIEL
PALACIOS
MEJÍA,
director del Inder Medellín