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En pantaloneta y tenis, el alcalde Federico Gutiérrez, es otro trotador de fin de semana, de aquellos que madrugan a sudar por las transversales antes de ir a la oficina, o que salen a la ciclovía los domingos. De los que se apuran a subir la última pendiente y quieren ir un kilómetro más lejos o tardar un minuto menos la próxima vez.
Un trotador más de los 13.000 que se esperan este fin de semana detrás de un puñado de atletas de élite, por las calles de Medellín, en la Maratón de las Flores. Uno al que le piden saludos y que llega con más de una docena de personas que no lo desamparan, pero que disfruta igual de respirar más y hacer que trabaje más el corazón.
“Yo he sido deportista desde hace muchos años. Siempre me gustó el fúbol y todavía juego por ahí de vez en cuando, aunque termina uno lesionado, jugando con esos muchachos”, confiesa el alcalde Gutiérrez al principio de su última práctica antes de su reto personal de correr media maratón este domingo. No la tiene fácil para estar en la línea de partida a las 6:30 de la mañana, no por exigencias propias de su cargo, sino superiores. “Mi esposa cumple años ese día. Me tienen planillado para irnos a una finca en Rionegro, voy a ver a que horas me puedo acostar y a las 5:00 de la mañana vengo a correr y me devuelvo”, planea.
Aún con la responsabilidad de gobernar en Medellín y las del hogar, con dos hijos de siete y cinco años, el ejercicio está entre las rutinas, aunque a veces se alarguen los días. “Yo arranco desde muy temprano. Me gusta despertar a mis hijos y estar con ellos cuando se alistan para irse al colegio. A veces salgo a trotar por las transversales, 10 kilómetros exactos. No tengo mucho método, solo salir a trotar a lo loco. Pero a veces tengo viajes o me recogen temprano en un carro y me vuelven a descargar por la noche. Cuando no puedo salir a entrenar, troto un rato en banda o monto en bicicleta en un rodillo. Trato de mantenerme en forma, por salud y porque me gusta. En la Alcaldía tenemos un gimnasio para los empleados, pero este año no he podido ir sino unas tres veces”, cuenta Gutiérrez.
“No me da malgenio ni nada cuando no puedo entrenar, porque yo no soy así. Pero sí le hace falta a uno el deporte; con el estrés se me cae más el pelo (risas). Me cogen dolores de espalda. Cosas manejables todavía, pero uno se siente mucho mejor si puede salir a trotar, despejarse”, confiesa. El deporte es una terapia para todos los que compartimos esta afición. No importan las diferencias en el ritmo que pueda poner cada uno sobre el asfalto, correr es liberador, un premio que se entrega desde el que ocupa el primer puesto hasta el último.
El alcalde cumple 42 años en noviembre y aunque se considera a él mismo como un rodillón en la delantera cuando juega fútbol, siente que la práctica deportiva va más allá de verse bien. “Esto no es de vanidad sino de salud y de estilos de vida saludables. Me gusta mantenerme bien todavía, aunque ahora estoy pesando como cuatro kilos más que lo normal”, corre a un paso que todavía le da para reírse. “Uno se libera y se encuentra con la gente. Cuando uno sale a hacer deporte es un ciudadano más, utilizando el espacio y cuando se le da uso a los espacios, también se genera seguridad”, agrega Federico Gutiérrez, el alcalde en pantaloneta y tenis.
Se hace de noche mientras damos vueltas al circuito del aeroparque Juan Pablo II. El alcalde saluda a amigos por el camino; en varios puntos del recorrido no lo pierden de vista también los miembros de la escolta.
“Son como 30 personas que andan conmigo siempre. Por lo menos 10 se han engomado con esto de trotar. Al principio se quedaban algunos y hoy casi que lo dejan a uno regado”, confiesa. Agrega que ya no trotan porque lo tengan que hacer —seguro sí les toca—, sino que le han sacado gusto y son sus compañeros de trote.
Desde hace cuatro años que trota dos o tres veces por semana. Esta será su tercera media maratón y aunque considera que no está del todo en su mejor forma porque un desgarro y el trabajo lo han alejado de la disciplina que quisiera tener. De las dos veces que ha completado los 21 kilómetros, su mejor registro ha sido 1 hora y 53 minutos y esta vez también espera llegar en menos de dos horas y a lo mejor sorprender a los que no se les hace probable que un alcalde tenga buen estado físico.
“Uno siente la energía de la gente en estas carreras, además que muchos pensarán: qué va a correr el alcalde... sin saber que a uno también le gusta hacer deporte, de toda la vida. También se encuentra uno gente de edad o con discapacidades y esa fuerza que ellos tienen es otra motivación para la vida”.
Una última vuelta, siete kilómetros a ritmo ligero son suficiente, aunque la noche se presta para pedirle a las piernas y al corazón un rato más. Solo hace falta estirar, descansar y alimentarse bien hasta el domingo.
“Hágale, que apenas estoy calentando, usted manda. ¿Va bien o ya se cansó?”.
Contador de historias refugiado en el periodismo. Familiar, ávido de explicaciones y apasionado por la vida, porque no se pierda toda en lo accesorio. Redactor Área Metro.