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Cuando Felipe Echavarría Echeverry necesite referencias para un trabajo, seguramente le sobrarán porque son muchos los elogios de los seres que lo rodean y que lo definen como “una persona íntegra y un deportista exitoso”.
A esa conclusión se llega cuando el mismo presidente de la Federación Colombiana de Fútbol de Salón, Manuel Sánchez, lo califica como “un ser humano 100 puntos, con los pies sobre la tierra, porque sabe esperar su momento y gracias a su técnica y capacidad tiene asegurado el bienestar deportivo”.
Y es que Churro, como le dicen desde el bachillerato porque le encantaba comer este mecato en los descansos, se ha dado, en poco tiempo, lujos difíciles para alguien de su edad.
Con apenas 23 años es campeón mundial de microfútbol (lo logró en abril de este año con la Selección de Colombia en Bielorrusia, donde aportó un gol) y es el actual monarca de la liga profesional de la disciplina en el país (Copa Hero) con Bello Innovar.
“El micro es todo para mí, de esto vivo y es mi gran trabajo. Siempre me gustó, solo que al principio comencé de volante de fútbol en la escuela Alexis García, pero probé el salonismo y me quedé”.
Esa convicción que se le nota a Felipe cuando habla de la profesión que lo llevó a conocer a Europa es la misma con la que se destaca en el quinteto bellanita, donde también tiene fama de profesional y se ha convertido en uno de los referentes del elenco que jugará el Mundial de clubes en 2016.
Fernando Valencia, presidente de Bello Innovar, es de los que cree que las claves de Echavarría son su constancia y los deseos de superación desde que ingresó al club, hace ocho años.
Sin dejar de lado el reguetón que tanto le gusta y consciente de que “siempre hay derechos y deberes”, Felipe se ganó la confianza del técnico Viviano Mena y eso lo llevó a la Selección, donde tuvo que hacer fila y supo aprovechar las “palomitas” que le dieron para convertirse en el símbolo de la nueva generación del microfútbol nacional.
Fernando Valencia considera que el haber sobresalido en el deporte desde pequeño le ayudó a consolidarse rápidamente en el fútbol de salón. “Además, su seriedad, buen humor y condiciones le sirvieron para tener un rol importante en nuestro equipo, pese a ser uno de los más jóvenes de la plantilla”.
Vivir del micro es un lujo que pocos se dan en el país y entre ellos aparece Felipe. Consciente de que no recibe las cantidades de dinero de otros deportes igual de populares, está enfocado en aprovechar sus ingresos para conseguir su apartamento propio.
“Y no es que esté aburrido viviendo con mi familia, compuesta por mis padres John Fredy y Cecilia, y mi hermano Juan Pablo, porque soy feliz en la casa. Lo que pasa es que hay que pensar en el futuro”, aclara Felipe Echavarría.
Reconociendo que “en el deporte uno es viejo a temprana edad, porque ya a los 35 te dicen cucho”, Churro Echavarría le mezcló la academia a su carrera deportiva. Adelanta tercer semestre de la licenciatura de Educación Física en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, porque la idea es continuar ligado a su mundo, la actividad muscular.
Una lesión privó de jugar en el exterior a este alero derecho que se caracteriza por ser alegre, chistoso y respetuoso en las concentraciones con la Selección de Colombia, en la que ha aprendido de los más experimentados, caso de John Pinilla, quien alcanzó a jugar en Italia y aún es el referente del salonismo nacional.
“Ha comenzado bien y soy un convencido de que le seguirá yendo mejor, porque Felipe es un deportista lleno de talento, con mucha habilidad, rompe bien en las acciones individuales, es desequilibrante y no me cabe la menor duda de que a futuro será uno de los mejores del país”. Esas flores se las echó Jaime Cuervo, el entrenador de la Selección de Colombia, bicampeona mundial de manera consecutiva.
Agradecido por el buen concepto que tienen de él, este deportista antioqueño, que se imagina “un país más tranquilo y con más desarrollo y cultura cuando se firme la paz en Colombia”, se propuso masificar el microfútbol.
“Creo que lo estamos logrando, porque la Copa Hero convoca mucha gente en los coliseos, en los torneos internacionales nos reconocen y respetan, y cada día vemos nuevas generaciones que quieren seguir nuestros pasos. Yo creo que todo se debe a la profesionalización de este deporte liderado por Manuel Sánchez, un gran dirigente y el principal doliente de nuestra disciplina”.
Con esa manera clara de ver las cosas y el profesionalismo que derrocha en cada compromiso, Felipe Echavarría se proyecta para el 2016. En ese año, sin dejar de responder por los servicios que le toca pagar en la casa de sus padres en Sabaneta, quiere ganar el Mundial de clubes con Bello Innovar y seguir ayudándole a los más necesitados.
Con la colaboración de su novia Paula Andrea Santamaría, aprovecha el receso del fútbol de salón para hacer una donación de regalos que siempre le encanta hacer en una iglesia “para que les entreguen a los niños pobres”.
Ese gran corazón, la solidaridad y el don de gentes que tanto resaltan sus amigos son los principales valores de Felipe Churro Echavarría, el máximo representante de la nueva generación del microfútbol criollo, que fue premiado por El Espectador como la actividad de conjunto más exitosa de Colombia en 2015 por su título Mundial en Bielorrusia .