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Los antioqueños siguen aumentando la cosecha de medallas
en los Paranacionales de natación y atletismo en Medellín.
Por luz élida molina marín
A Leonel Arango Granada la vida le dio una lección que lo marcó para siempre, y lo retó a cambiar los hábitos que tenía.
Este joven, que nació en Nariño, Antioquia, perdió la visión hace dos años. Un licor adulterado, de esos que tomaba con frecuencia, lo dejó ciego. Sin embargo, encontró en el deporte una luz para salir de la oscuridad.
Leonel, quien llegó a Medellín en 2014, empezó a trabajar en los buses como vendedor ambulante. Se ganaba la vida y se sostenía, pues vivía solo.
Realizando ese oficio duró dos años y medio, tiempo en el cual, también conoció las drogas, el alcohol y amigos de ese mundo, un terreno en el que se perdió por mucho tiempo, y como él mismo afirma, solo hasta que Dios le dio una lección decidió cambiar de vida.
No fue fácil porque al perder la visión, renegó de sus creencias, la vida y hasta Dios. En esos días, entonces, el amor y el apoyo de sus padres fue fundamental para recuperarse y pensar en ser otra persona, buscando otro camino.
En ese nuevo horizonte conoció a Lina Marcela Macea Alean, una nadadora antioqueña, medallista en diferentes torneos, quien lo invitó a practicar esta disciplina.
“Yo llegué y le dije al profe que quería entrenar, él me dijo, si puede flotar se queda. Y así pasó, me tiré al agua y le demostré que podía, entonces empecé, eso fue hace 8 meses”, cuenta Leonel emocionado, mientras por los altoparlantes se escucha su nombre.
“Los nervios que siento antes de las competencias, son muchos. Sin embargo, sé que debe ser así. Y entonces ese debut me llena de felicidad, además porque sé que mis compañeros también están felices, pues voy a cumplir una meta”, afirma mientras emprende el camino hacia la plataforma de lanzamientos, desde donde cumplirá su ejercicio en los 50 metros libre.
Sus compañeros y su entrenador Alejandro Macías también están felices, pues conocen la historia de Leonel, ese chico loco que ahora es disciplinado, constante y perseverante, con muchos sueños y varios objetivos por cumplir.
Definitivamente, el agua le salvó la vida, porque tras empezar a entrenar fueron llegando bendiciones, oportunidades y experiencias nuevas, como la que está viviendo en el Nacional de Paranatación, en el que hizo su debut en competencia, tras 8 meses de duros entrenamientos.
“Yo empecé a nadar y descubrí que tenía pasión para este deporte, condiciones y por eso estoy feliz “, afirma el joven que ahora tiene como meta alcanzar medallas, marcas y logros para compartir con sus padres.
“Ellos sufrieron mucho, yo era ese hijo calavera que los mantenía con el alma en la mano, ahora ya estoy acá en mi primera competencia, y soy sincero, no pienso en el oro porque sé que no puedo alcanzar el cielo con una mano, pero quiero ganarme una medalla, porque sé que es una oportunidad también para poder contar con algo de apoyo económico, lo necesito para seguir entrenando y para mejorar un poco mi situación”, concluye el deportista.
Leonel y sus compañeros seguirán dando lo mejor en el torneo que termina hoy en Medellín, luchando por los primeros lugares, para dejar en alto a Antioquia y en busca de los cupos para los Juegos Paranacionales n