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Los padres sustitutos de los deportistas

Los entrenadores deben hacer más que planear los trucos deportivos y deben cuidar niños de 13 y 14 años.

  • Amor y fraternidad en los Suramericanos Escolares. FOTO Julio César Herrera
    Amor y fraternidad en los Suramericanos Escolares. FOTO Julio César Herrera
18 de diciembre de 2016
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Hay momentos de la vida en que, a unos entrenadores que dejan a sus hijos en casa, les toca asumir el rol de padre de otros.

Establecer normas de convivencia que son más estrictas, tener recomendaciones y atender las llamadas de los preocupados mentores, las tareas de estos hombres que se transforman en multitareas.

Ellos son los profesores que asisten a los Juegos Suramericanos Escolares, quienes vienen encargados de grupos pequeños o grandes de deportistas que deben, además de destacar en sus disciplinas, comportarse de la mejor manera en la ciudad.

“Uno pasa a ser el papá de ellos, vela porque todo funcione correcto, los acompaña a todo lado y hago todo lo posible porque estén cómodos”, comenta Carlos Rey, uno de los entrenadores de los cuatro ajedrecistas chilenos que acudieron a la cita en Medellín.

No solo se encargan de la planeación estratégica de los eventos, sino que moldean todo tipo de reglas para tener controlados a estos chicos, cuya edad oscila entre los 13 y los 14 años.

“La dormida de nosotros es a las 9:00 p.m., el que grite o haga bulla en el hotel se sanciona, se deben comer las verduras y se recogen todos los celulares antes de acostarse, para que se dedique el tiempo necesario a descansar”, confiesa el técnico de fútbol sala masculino de Argentina, Emannuel Santoro.

Hablando con varios delegados, se concluye que esas son algunas de las normas que se ponen en las concentraciones. No salir solos, bajo ninguna circunstancia, a las calles de la ciudad, saludar siempre de manera cortés y controlar el ruido, otra de las doctrinas.

“Acá uno tiene que estar pendiente del mínimo detalle. No hay que olvidar que son niños y aún están en etapas de aprendizaje, por lo que uno debe tener paciencia y aconductarlos de la mejor manera”, declara Federico Martínez, entrenador de tenis de mesa del equipo uruguayo.

Todo es cuestión de amor

De todas maneras, ante las grandes responsabilidades que conlleva cargar con un grupo de niños, estos personajes acuden a estas citas motivadas por el amor: por el deporte y los muchachos.

“Venimos acá por amor a las chinas. La verdad que uno las quiere y eso hace que uno se esfuerce porque todo esté bien para ellas”, indica Leonidas Ruiz, encargado de las mujeres del fútbol sala de los anfitriones.

Velan para que los pasaportes estén al día, para que no dejen ninguna de las acreditaciones en el hotel y, sobre todo, para que las cosas de los juegos estén afinadas.

Las relaciones con los menores van más allá de lo deportivo, forjan vínculos en los que se procura tener un orden, una claridad de lo que se debe hacer, pero, sobre todo, entender que esta es una experiencia de aprendizaje.

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