Uno comienza a preparar los Suramericanos Escolares desde marzo. Desde que empiezan las etapas municipales, zonales, departamentales y nacionales uno ya se está dando al máximo para llegar al objetivo.
Así recuerdo mi primera experiencia en estas justas. Era el 2014, en Arayacú (Brasil), y nos dieron, el primer día, 200 dólares para poder gastar y traerle regalos a la familia. Ya ni recuerdo qué fue lo que compré.
Fue el único día que tuvimos libre para pasear como quisiéramos porque el resto se pasa en la concentración. Uno da rondas en el hotel.
Cuando jugué mi primer partido, no tengo claro contra quién, sentía un vacío en el estómago. Eran nervios. Sobre todo porque llevas el nombre del país en el pecho, lo cual también es una alegría.
Yo he entendido que, cuando representas internacionalmente a Colombia, tienes que dejar el alma, meter mucho más y tener más concentración porque el nivel es alto.
Por eso mi felicidad fue infinita cuando gané la medalla de bronce en dobles mixtos en esos Juegos de Brasil.
La experiencia en Paraguay fue similar. Concentrada la mayoría del tiempo era poca la posibilidad de salir a conocer el país.
En la competencia todo era parecido: juegos exigentes ante rivales internacionales de alto rendimiento. La verdad es que yo siempre siento presión, pero nunca escondo la felicidad.
Estos Juegos me gustan mucho porque uno se siente súper apoyado: hay médicos, fisioterapeutas y entrenadores a tu servicio, lo que te hace que te dé vergüenza si no les devolvés una medalla.
Esto es una responsabilidad. Y así lo piensas todo el tiempo. Es tratar de combinar el disfrute con el compromiso que tienes con tu país.
En Asunción me acuerdo que saqué a una ecuatoriana que era la siembra número uno del torneo, pero no pude lograr mi objetivo y quedé tercera.
Ahora, en mi casa, siento esa necesidad de poder conseguir lo que se me ha escapado en los años anteriores.
He entrenado muy duro para esta edición. Casi dos o tres horas diarias con mi entrenador León Darío Martínez, quien me guía siempre.
Estoy feliz de que estas justas, que para mí son lo máximo, estén en Medellín e iré por el triunfo. No me queda de otra.