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Tan firme como se ha mostrado todos estos años sobre su moto ha sido la convicción de Agustín Barreneche Arango de acelerar por sus sueños.
Tanto que, a sus 14 años, ha tenido que afrontar situaciones y responsabilidades que no son acordes a su edad, como vivir solo por temporadas y hacerse cargo de las labores domésticas de su casa, todo por forjarse un camino en el motocrós.
Este antioqueño, promesa de la velocidad que corre desde los 6 años y que ya lo ha ganado todo a nivel latinoamericano, dio el gran salto rumbo a la élite en 2019 cuando, apoyado por su familia, se radicó en Estados Unidos para ingresar a una de las escuelas más prestigiosas de este deporte, la MPF.
“La dueña de la escuela es una mujer muy conocida en la industria, ya había visto un par de veces a Agustín y le dio la oportunidad de ingresar. Todo se dio en cuestión de una semana”, cuenta Carolina Arango, mamá del piloto.
Se asentaron en Cairo, Georgia, donde queda ubicada la pista en la que Agustín entrena 6 horas al día. “Su prioridad es el motocrós, pero eso sí, no dejó de lado el componente académico que es muy importante para la familia, estudia de forma virtual”, comenta Carolina, a lo que su hijo responde afirmando que es un muy buen estudiante.
Pero estos no han sido los únicos cambios que Agustín ha tenido que pasar. Además de mudarse de país y alejarse de Andrés, su papá, y Emilio, hermano mayor; dejar de asistir a un colegio presencial y estar solo por varios meses, el adolescente ahora vive en una casa rodante, justo al lado de la pista donde se forma.
“Vivir así es duro, es un espacio muy pequeño, no estamos acostumbrados a las inclemencias del clima, pero gracias a eso hemos podido recorrer el Estados Unidos acompañándolo en todas las competencias”, comenta Carolina.
Sin embargo, Agustín lo ve de otra manera. Con serenidad afirma que “a veces no hay que meterle tanta cabeza a las cosas” y continúa: “porque sé que son sacrificios que más adelante traerán sus frutos”.
La recompensa
Y si que los dieron en uno de los eventos más importantes de este deporte: los Mini O’s, también conocidos como los Mini Olímpicos, que se realizan cada año en la Florida y en los que Agustín alcanzó cinco títulos en las diez categorías que disputó.
“Fue algo increíble, único, yo no me lo creía al principio y ya luego me hice consciente y entendí que gané”, dice Agustín, al hablar de esa maratónica participación en la competencia en la que corrió cerca de 50 mangas.
El jovencito actuó en cinco categorías de supercrós, modalidad en la que alcanzó tres triunfos, mientras que en motocrós –también corrió en cinco categorías–, obtuvo dos. En ambas participó con una moto de 85 centímetros cúbicos.
Carolina, quien no le pierde detalle a la carrera de su hijo, considera este el logro más importante en una década de proceso y un vertiginoso avance si se compara con su actuación de 2019 cuando solo alcanzó un tercer lugar.
“En años anteriores cuando pasábamos por los podios yo sentía la frustración de Agus y era la primera que lo apoyaba, le decía que fuera paciente, que esto es un proceso largo y más pronto que tarde se subió al podio en un evento en el que compite ante rivales de todo el mundo”, expresa con orgullo la mamá de un intrépido paisa que empieza a poner a su país en lo más alto con una mezcla de firmeza, técnica y mentalidad