Emily Clavel es dulce, impecable con su uniforme y está pendiente de cada detalle de su indumentaria, es detallista, perfeccionista con cada elemento, no suelta su guante y siempre está atenta a las indicaciones que el entrenador Alfonso Visbal (arquero de la Selección Colombia masculina de amputados), les da.
Pero esa pequeña mujer, que no alcanza los 1,60 metros de estatura, es una guerrera, no solo porque ha superado un agresivo cáncer que se desarrolló en el vientre de su madre y que llevó que, a los dos meses de nacida, le fuera amputada su mano izquierda, sino porque es un ejemplo, una triatleta que se le mide a grandes distancia y por eso ha participado en nueve Ironman de larga distancia.
Su amor por el deporte la ha llevado a un lugar en el que es feliz, esta Contadora Pública, con maestría en Contabilidad y Gerencia Financiera, encontró desde hace ocho años en el deporte la plataforma para ser feliz, cumplir sus sueños y ayuda a los demás.
Durante muchos años, esta mujer, nacida en Barranquilla, se desempeñó en el sector financiero, laboró como empleada en la banca y aunque le gustaba mucho esa labor, un día Dios le presentó una oportunidad que le cambió la vida.
Emily empezó a hacer deporte, pero ya en el alto rendimiento y creó su propio gimnasio el Sprintfitnessclub con el que además de generar empleos, ha logrado impactar vidas algo que la hace muy feliz y eso ha permitido que su amor por el deporte se desarrolle más.
Dice estar felizmente casada con Carlos Luna, y su familia ha sido el apoyo fundamental para salir adelante y cumplir con todos sus sueños.
Cuando estaba en el colegio le gustaba el fútbol y lo jugó unos años, pero un día se lesionó y prefirió dejarlo de lado. Pero como esa pasión por la pelota siempre ha estado, hace unos meses, cuando estaba entrenando por la vía al mar, se le acercó un dirigente de la liga de amputados de Barranquilla, y le comentó sobre el Mundial femenino que se va a realizar en la Arenosa en noviembre del presente año y a Emily le agradó la invitación.
La aceptó, fue entrenó y debido a que su condición es amputada de mano, la ubicaron en el puesto de arquera. Allí empezó a mostrar habilidades para el juego y ahora, es una de las porteras que el entrenador Alfonso Visbal, prepara para el Mundial.
“Ha sido un proceso muy bonito, la verdad es que nos exige bastante, sobre todo para dejar a un lado el miedo de lanzarnos por el balón y eso es algo que estoy disfrutando al máximo. Además, la ilusión de representar al país en un Mundial en mi tierra me tiene muy contenta y concentrada en prepararme de la mejor manera para darlo todo”, comenta Emily.
Sobre la experiencia vivida en Medellín en el ciclo de preparación, dice sentirse agradecida con Dios y la Selección por lo que vivió. “Además se sentir el cariño y la empatía de la gente, nos llevaron a vivir experiencias inolvidables como un partido de Copa Sudamericana del DIM en el Atanasio, algo maravilloso que nos llenó de ilusión con lo que seguramente vamos a vivir en Barranquilla en noviembre”, comentó.
Ella y sus compañeras seguirán preparándose para el Mundial, en el que no solo esperan representar a Colombia sino hacer historia y ser las primeras campeonas mundiales de fútbol adaptado.
Yazmín, una madre guerrera que sueña con ser campeona
Esta cucuteña ha tenido una vida dura, difícil, con muchos contratiempos, tal vez por eso es tan sensible, y las lágrimas fácilmente se deslizan por sus mejillas. Pero María Yazmín Hernández, ama de casa y madre soltera, ha tenido valentía y se ha sobrepuesto a cada obstáculo para sacar adelante a su hijos.
Esa pasión que siempre ha sentido por el fútbol la llevó a estar en la preselección Colombia que se alista para el Mundial y no solo sueña con ser titular del equipo, sino también campeona, pues tiene dos grandes motivos que la alientan: sus hijos Arantza Gabriela y Alan Sebastián, de 10 y 8 años, respectivamente.
Yazmín nació con malformación congénita, no se le desarrolló el hueso del fémur y por eso usa prótesis.