La educación y empleo están experimentando una transformación profunda con respecto al enfoque tradicional, donde tener un diploma de formación académica era un requisito obligatorio para acceder a una organización, pero hoy en día muchas empresas están fijando su atención en habilidades más allá de lo técnico.
A su vez, con la dinamización de las formas de educación, el enroque academia-empresa-Estado serán neurálgicos para atender, de la mejor manera, las demandas del futuro en todos los ámbitos de su competencia.
Por esta razón, y ante el dinamismo acelerado, las organizaciones se están viendo en la obligación de ejecutar convenios con instituciones de educación superior para capacitar, a su propia necesidad, los empleados. Estas acciones van de acuerdo con las responsabilidades de cada rol, transmitiendo conocimiento de forma constante mediante cursos, talleres, diplomados y reentrenamientos. Lo importante es que sea más ágil esa transición para responder a la coyuntura.
Desde el otro lado, las universidades están cambiando su modelo de negocio, abriendo sus capacidades de forma más decidida hacia las organizaciones. Un gana-gana de eficiencia y eficacia en épocas donde la evolución es más acelerada por los desafíos y la competencia de los mercados.
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Nuevo rol de las empresas en la educación
Para Camila Echeverri, diseñadora de futuros, en Empleo Comfama, cada vez más, las empresas están asumiendo el rol de formadoras. “Ya no es suficiente contratar a alguien con un título tecnológico o universitario y esperar que esa formación sea adecuada para los retos actuales. Las compañías, especialmente en sectores digitales y tecnológicos, están creando sus propios sistemas de reentrenamiento, enfocados en habilidades específicas que no se pueden aprender en una universidad de manera rápida”, señaló.
Un ejemplo claro son las empresas tecnológicas en Medellín, que están contratando a personas, no solo por su conocimiento técnico, sino por sus habilidades socioemocionales o blandas. Ya teniendo estas capacidades, las empresas se encargan de formar a sus empleados en las competencias necesarias, adaptadas al rol a desempeñar. Esto refuerza la realidad: es necesario que los pénsums universitarios se adapten a las necesidades de las empresas.
Las empresas se están transformando en verdaderos centros de aprendizaje, combinando sus funciones tradicionales con la formación de sus empleados. Este nuevo modelo, conocido como empresa-universidad, les permite adaptarse más rápidamente a los cambios del mercado.
De hecho, esta nueva tendencia educativa tiene que ver un poco con las demandas actuales, pero también las preferencias de la Generación Z (nacidos entre finales de la década del 90 y el 2010), que ya sea por gustos o necesidad económica, no se ven cursando carreras de largo aliento (tres a cinco años). Además, otros sienten la curiosidad de explorar nuevas culturas y formas de aprendizaje flexible, mientras que algunos más tienen la necesidad urgente de salir del colegio y emplearse con rapidez.
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Auge de las credenciales alternativas
Otra tendencia importante es la aparición de las credenciales alternativas, como los microcursos o certificaciones específicas, que permiten adquirir conocimientos de manera rápida y sin la necesidad de completar un grado profesional. Esto es relevante en todos los campos y permite mayor rapidez para que las industrias encuentren personal calificado, no solo en tecnología, sino en agricultura, pesca, construcción y demás.
Por ejemplo, Comfama opera en el Urabá antioqueño un centro de destrezas para la recolección de banano. Este, tiene como objetivo capacitar a los trabajadores en habilidades concretas, sin requerir formación académica previa y desde el conocimiento holístico. Allí se forma a las personas para el rol específico, y de una vez, la mayoría de ellos tiene acceso al empleo, por medio de esta misma entidad.
“En un futuro cercano es probable que el énfasis en la hoja de vida y las experiencias certificadas pierdan relevancia, dando paso a formas más flexibles de demostrar habilidades autóctonas desde el hacer”, explicó Camila Echeverry.
Habilidades blandas, otro elemento
Otra tendencia creciente para el futuro del empleo son las habilidades blandas, o socioemocionales, las cuales están ganando terreno en los procesos de contratación. Tradicionalmente, las empresas se han enfocado en las competencias técnicas, pero hoy en día, la inteligencia emocional, el pensamiento crítico, la empatía, la tolerancia a la frustración y la adaptación al cambio son igualmente valoradas.
En este sentido, las empresas están buscando personas que, además de conocimientos técnicos, puedan comunicarse eficazmente, resolver problemas de manera creativa y trabajar en equipo con un alto componente humano. Así mismo, que de forma ecuánime puedan expresar sus opiniones y desarrollar libremente su personalidad, imprimiendo su toque personal, sin perder el sentido vocacional de las compañías.
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Sectores con mayor proyección de empleo en el futuro
En el ámbito local, Medellín se destaca como un hub de empleo en la industria digital y creativa. Con su potencia cultural, la ciudad tiene un campo de desarrollo enorme en áreas como la música, artes escénicas y otras disciplinas creativas. Estos sectores ofrecen oportunidades de empleo que no dependen exclusivamente de conocimientos técnicos, sino de capacidades humanas y creativas, que la tecnología aún no ha podido reemplazar.
Y es que, de acuerdo con datos de Spotify, si Medellín fuera un país estaría entre el top cinco de los territorios más escuchados musicalmente a nivel mundial, gracias a artistas y talentos locales, de talla internacional, como Karol G., J Balvin, Maluma, Feid, Ryan Castro y Juanes, entre otros.
Además, los trabajos artesanales, que habían perdido relevancia con el auge de la industrialización, están recuperando su valor. Las creaciones hechas a mano, que preservan la tradición y el arte, son nuevamente apreciadas y demandadas, tanto en mercados locales como internacionales. De igual forma, sobresalen las energías renovables y lo relacionado con la industria 4.0.
Gig Economy y su impacto en la educación
La Gig Economy, modelo de trabajo independiente, está impulsado por plataformas digitales como Uber, Rappi o Airbnb, que han transformado el mundo laboral en los últimos años. Este nuevo esquema laboral por encargo ha democratizado el empleo, permitiendo que personas sin experiencia certificable accedan a oportunidades laborales con base a sus habilidades técnicas.
Los freelancers y trabajadores independientes, que forman parte de este ecosistema, han adoptado una forma de aprendizaje autogestionado, aprovechando plataformas en línea para adquirir las competencias que necesitan en sus trabajos. La masificación de las conexiones llevó a una experiencia en tiempo real, donde no importa desde donde se transmita una necesidad en el mundo, porque hay una solución inmediata en otra latitud. El trabajo remoto, los nómadas digitales y el teletrabajo irrumpieron alterando los esquemas antiguos y ortodoxos en el campo empresarial.
Con todo lo anterior, la educación ya no se limita a los espacios tradicionales, sino que trasciende a las redes sociales, que se han convertido en vitrinas donde los trabajadores muestran sus habilidades y experiencias, convirtiendo el entorno digital en un nuevo espacio de validación profesional.
Así pues, la educación del futuro no solo será constante, sino que estará integrada al entorno laboral, donde las empresas jugarán un rol fundamental en la formación de sus colaboradores, y las credenciales alternativas y habilidades blandas serán claves para mantenerse competitivo.
El Servicio de Empleo Comfama tiene un portal donde puedes explorar ofertas laborales, acceder a mentorías para fortalecer habilidades blandas y, con el cumplimiento de algunos requisitos, cursos y talleres que responden a las necesidades del mercado laboral. Conoce más ingresando a comfama.com/servicio-de-empleo/
