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Por andrea marín gómez
Versatilidad es quizá la palabra más adecuada para referirse a un jean. Los hay de tiro alto, bajo, recto, strech, con bolsillos, clásicos, desgastados, rotos y generalmente azules, aunque disponibles en casi toda la gama de colores.
Una prenda cómoda y común, que se encuentra en el guardarropas de reyes y plebeyos. ¿Quién no tiene unos?
Claro que para hablar de jeans hay que referirse a su tejido: el dénim, llamado también mezclilla o índigo, que no solo está presente en pantalones. Chaquetas, camisas, faldas, overoles, bolsos, shorts y hasta vestidos de baño pueden tener como base esta tela.
Camilo Álvarez, diseñador de modas, elige usar dénim en sus colecciones por las posibilidades que este le brinda para cualquier tipo de prenda. Sin embargo, resalta su valor simbólico contracultural para usarlo. “El jean pasó de ser una tela de uso industrial, solo para trabajadores, y se impuso en la época hippie, lo que hace que se relacione con elementos de juventud y rebeldía. Alguien que use índigo va a ser catalogado como una persona tranquila”, comenta.
Por otra parte la asesora de moda Chía Jaramillo cree que el dénim cambió sus ocasiones de uso. “Su utilización antes era netamente informal. Gracias a su nobleza para poderlo estampar, bordar, pintar y modificar, los diseñadores le han dado su sello haciendo del dénim una prenda con estatus”, explica Chía. Agregando que sus características de comodidad y resistencia, lo han mantenido en el pódium del campo deportivo.
Desde hace cinco años Colombiatex le rinde homenaje a este tejido porque “nos conecta con la vocación y tradición que tenemos en la industria colombiana. Nuestro saber hacer nació con los índigos y se convirtió en nuestra conexión con el mundo de la moda internacional. El dénim sigue siendo nuestra categoría en la moda”, opina Clara Henríquez, directora de plataformas comerciales de Inexmoda.
Larga vida al dénim.