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Saque pares, grite Uno o escale hasta el cielo

La tradición de los juegos de mesa viene desde los emperadores egipcios. Ideas para estos días.

  • ilustración sstock
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18 de marzo de 2020
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Saltar de piedra en piedra, soplar al rival porque no se comió la ficha, ir a la cárcel, hundir un portaviones enemigo, sacar pares o gritar Uno y que los demás suelten las cartas que les quedaron, tristes. Eso, y un montón de emociones más, es lo que pasa alrededor de un juego de mesa.

Lejos de desaparecer, por estos días en los que la premisa es quedarse en casa, toman relevancia no solo como entretenimiento sino como eje integrador de las familias, además de estimular el razonamiento y la creatividad.

Desde los más tradicionales como parqués, dominó o escalera, en los que la suerte y la astucia son fundamentales, hasta los de conocimiento como Sabeloto, o de estrategias como Monopolio, Calabozos y dragones y Colonos de Catán, los juegos de mesa se remontan a la era de los faraones de Egipto, al año 3100 a.c., al que corresponden fichas y dados hallados en excavaciones cerca a El Cairo , muy similares a las que actualmente siguen en uso, según un informe del diario The Guardian de 2016.

Un buen juego de mesa, además de interactivo, debe primordialmente generar riesgo, “que haya un pierde y gane”, comenta la diseñadora gráfica Sandra de Bedout, quien ha desarrollado más de 100 juegos de este tipo, la mayoría de ellos para La agenda del mar.

Toda una cultura

Andrés Sierra es un ingeniero programador que desde siempre ha sido apasionado por este hobbie, del que se “engomó” más luego de una pasantía en Alemania, país del que dice es la meca de este entretenimiento.

Hace 12 años creó en Medellín un grupo de amigos para jugar y desde hace cuatro está al frente del portal www.lamesa.com, un espacio en el que comparten podcats, blogs y videos sobre este pasatiempo.

“Por más introvertidos que seamos, nos gusta la interacción, la experiencia de vernos y hablar, esto va más allá del juego. Nos obliga a juntarnos”, define Sierra la vigencia y permanencia en el tiempo de los juegos de mesa.

Acerca de la dimensión de la fiebre en el mundo por los juegos de mesa cuenta que en 2019 salieron al mercado cerca de 4.000 nuevos, casi que 11 diarios .

El ingeniero aclara que en el amplio panorama de ese mundo hay que diferenciar entre los convencionales y los no convencionales. En los primeros están los clásicos, muy incorporados en la cultura colombiana, como parqués y dominó, y en los segundos aparecen los de estrategia.

Él, que tiene una colección de 200 juegos, de la que dice que es pequeña, prefiere los no convencionales, entre los que cita Colonos de Catán, del que se han vendido 30 millones de copias; Carcassonne o Pandemic, en el que se juega en equipo, cada jugador asume un rol (médico, militar o científico) para controlar una pandemia, “es colaborativo”.

Integrador

Sobre su aceptación en especial por estas temporadas de estar en casa, el psicólogo Francisco Restrepo Mesa comenta que fortalecen el vínculo familiar, “nos lleva a ser creativos, facilitan el acercamiento y para los menores de edad el aprendizaje es más abierto y con menos presión”.

Restrepo Mesa destaca que propuestas como los retos que plantean estas actividades no solo promueven la creatividad y el ingenio, sino que en los menores de edad les ayuda a manejar la frustración, en especial cuando no logran los objetivos o metas del juego. Les ayuda a saber perder.

“La lúdica desde la educación es algo maravilloso, porque hay, para los menores, un aprendizaje más abierto y con menos presión, algo genial. Es importante para que los niños tengan aprendizajes más tranquilos, fortalece el vínculo con la familia, por todo lo que está pasando, que nos lleva a ser creativos en los espacios que hay. Lo otro es el acercamiento con los padres y los cuidadores (abuelos o tíos), en tanto ayuda y fortalece la parte relacional y el aprendizaje. Aprovechar en familia esos espacios didácticos, desde el juego, la diversión sana dentro del hogar va a ser beneficioso para articular mejor a las familias”.

Coleccionables

Así como el ingeniero Sierra tiene su colección, Sandra de Bedout reconoce que guarda una “absurda cantidad de piezas gráficas”, en especial las relacionadas con cartas o naipes.

Ambos destacan que la sensación de lo análogo, de lo tangible no se logra desde lo virtual. “Son piezas de arte, desde el diseño, las ilustraciones, los tableros y el mismo material en el que están fabricados los hacen únicos y les da un sello de identidad”, puntualiza Sierra.

Es la oportunidad de volver a gritar Uno, de dar jaque mate, de comerse los fichos de la mamá y mandarla a la cárcel o de plantear estrategias para contrarrestar una pandemia. Y sin moverse de la sala, porque todas esas posibilidades están en los juegos de mesa. ¿Un parqués para empezar?.

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