Pasaron casi 600 días hasta que los fanáticos de Juego de Tronos pudieran continuar el hilo de una de las historias que ha marcado la televisión en el siglo XXI.
Si usted es uno de esos fervientes seguidores, pero aún no ha podido ver el primer capítulo de la octava temporada, le advertimos que en esta nota encontrará algunos spoilers.
Tras llegar a Invernalia, hubo varios encuentros: unos que salieron bien y otros, no tanto. Sansa Stark recibió en el reino del Norte a Jon Snow y a Daenerys Targaryen.
Decepcionada porque Jon rindió su título como Rey en el Norte ante una Targaryen, Sansa no fue muy amable durante el recibimiento en el que también estuvo envuelto Bran a quien Jon no veía desde la temporada uno.
Otra de las reuniones más esperadas fue la Arya Stark y Jon, quienes finalmente se vuelven a encontrar después de siete temporadas. Aunque fue un momento emotivo, Arya selló su encuentro susurrándole a Jon que no debía olvidar que él “también pertenece a la familia Stark” (ya que él le rinde pleitesía a Daenerys).
Un momento clave fue un encuentro cercano entre Jon Snow y Rhaegal, uno de los dragones de Daenerys. No solo lo acarició, también lo montó y voló sobre Invernalia (situación esperada por los fanáticos al conocer el origen de Jon y saber que los dragones solo pueden ser montados por Targaryen)
Un giro importante es el del personaje de Sansa Stark, interpretada por Sophie Turner, en algunas escenas se mostró como la más astuta e inteligente de todos los protagonistas, al intuir que Cersei (quien además dio la orden de matar a sus dos hermanos) no tenía ningún interés en ayudar en la guerra de vivos contra muertos.
Por los lados de los Greyjoy, Theon salvó a Yara, está le dio su bendición para luchar en Invernalia y Euron por fin pudo tener una relación con Cersei.
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Samwell Tarly también le juró honra a Daenerys y la reconoció como su reina. Pero ella confesó que como la casa Tarly no quiso someterse a su reinado, su padre y su hermano perecieron bajo su comando.
Después de semejante confesión, llegó uno de los momentos que sellará el rumbo de la serie: la conversación en la que Sam le revela a Jon Snow que es descendiente de la casa Targaryen y que, por ende, es digno heredero del trono de hierro.
Aunque inicialmente Jon (o Aegon Targaryen) es incrédulo frente a la posibilidad, termina escuchando a su amigo.
Muchas preguntas quedan abiertas: ¿Qué medidas tomará Jon Snow al respecto? ¿Le dará la espalda a Daenerys después de haberse arrodillado y haberla proclamado su reina?
Por otro lado, en las tierras del norte, Edd Tollett y Tormund Giantsbane se topan con el cuerpo sin vida de Ned Umber, uno de los más pequeños descendientes de esa casa en el Castillo del Último Hogar.
El cadáver, que después resultó ser un espectro, estaba colgado en una pared y a su alrededor están dispuestos miembros de otros seres humanos. Asustados, Tollett y Tormund lo encienden en fuego en una espiral que ya se ha visto en otros capítulos y que el público relaciona con el símbolo de la casa Targaryen, aunque esto no se ha confirmado.
El capítulo cierra con un intercambio de miradas que remite al primer episodio de toda la serie: Jamie Lannister y Bran Stark se miran a los ojos, siete temporadas después de que Lannister lo empujara por la ventana de una torre.