La posible compra de Warner Bros. Discovery por parte de Netflix es hoy uno de los temas centrales del mundo del entretenimiento a nivel global. Con la oferta de Paramount –que este lunes habría puesto sobre la mesa 108.400 millones de dólares por el gigante audiovisual–, las preguntas y críticas sobre los efectos en la calidad de las producciones, el papel de las salas de cine y el riesgo de un posible monopolio del entretenimiento continúan circulando.
Contexto: Paramount desafía a Netflix: lanzó una oferta hostil de 103.000 millones de dólares por Warner
El pasado viernes, cuando se hizo pública la intención de Netflix de adquirir Warner, una operación con la que quedaría al mando de los estudios cinematográficos y del catálogo completo de HBO Max, una de las preguntas más frecuentes en redes sociales fue qué pasaría con las películas y series por venir, y si estas conservarían la línea creativa que ha distinguido a la plataforma en los últimos años.
Fue entonces cuando los usuarios comenzaron a recordar las grandes producciones que, a lo largo del tiempo, ha estrenado esta casa. Los Soprano, Juego de Tronos, Succession y Chernobyl son solo algunas de las series que han marcado la historia de HBO Max y de la televisión mundial. La duda es si, al quedar Netflix con el control de la plataforma, la calidad seguirá siendo la misma.
Aunque no hay certezas sobre qué podría ocurrir si la venta se confirma, la respuesta más extendida entre actores, directores y críticos es que no. El argumento parte de que ambas plataformas operan bajo lógicas distintas: en general, Netflix produce contenidos pensados para privilegiar el algoritmo y alcanzar la mayor audiencia posible, mientras que HBO Max ha apostado por series de largo aliento y por proyectos que priorizan la calidad creativa. Y no es que el posible nuevo dueño de Warner no tenga buenos proyectos, sino es que ambos tienen enfoques y modelos diferentes.
A esto se suma la preocupación por la diversidad de historias en las producciones de Hollywood, que, según expertos, podría verse seriamente afectada. Una de las primeras en manifestarse públicamente en contra de la adquisición de Warner por parte de Netflix fue la actriz Jane Fonda, quien el viernes expresó su oposición al acuerdo argumentando que este trato iría en contravía con la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión.
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