Bethsabé Castro quería viajar a Cancún. Una tal Ana Lucía Muñoz, que se le presentó, entre otras cosas, como interventora de Naciones Unidas, le ofreció los tiquetes. Los compró, pero sus ilusiones desaparecieron porque tan pronto Bethsabé confirmó el número del tiquete en la plataforma de Avianca, la vendedora desmontó la compra y voló ella sí, pero con la plata ajena.
Ni tiquetes, ni 1.800.000 pesos que pagó, y hasta sin vendedora porque en las entidades relacionadas con ONU en Colombia, donde supuestamente trabajaba, nadie la conoce.
Y lo peor, varios han caído en sus patrañas porque desde la Fiscalía le notificaron a Bethsabé que han recibido denuncias de por lo menos 20 casos que involucran el nombre de esta supuesta intermediaria.
Los fraudes con venta de tiquetes aéreos son una práctica común para abusar de la confianza de muchos viajeros crédulos.
A veces lo muy barato...sale caro. Y no es que las ofertas sean malas. El problema es comprar el tiquete a través de canales poco tradicionales.