El deseo de hacer algo por su pueblo fue lo que movilizó a Giovanny y Eugenia Herrera a dejar la vida de la ciudad y volver a Sopetrán. En 2010, compraron La Esmeralda, una finca de 17 hectáreas en el corregimiento de Guayabal. Al inicio, solo iban cada quince días, se quedaban poco tiempo y regresaban a Medellín a trabajar.
En sus viajes, conocieron a los vecinos y se integraron a la comunidad. Rápidamente, buscaron formas de aprovechar las abundantes frutas: naranja, mandarina, guanábana, mango o carambolo, que caían y se perdían. Así fue como empezaron a experimentar con el vino. Sin embargo, no fue sino hasta años después, cuando Giovanny se inscribió a un curso de turismo, que el vínculo con el territorio se fortaleció mucho más. 
Allí, él se reunió con otros finqueros del corregimiento, y entre ideas y sueños, fundaron la Corporación Agroecoturística de Sopetrán. A través de ella, invitaban a turistas y estudiantes a sus fincas, les mostraban sus cultivos y sus procesos, y ofrecían alojamiento rural. 
Cada vez se quedaron más tiempo, hasta que en 2017 se fueron a vivir definitivamente a La Esmeralda, para continuar con el proyecto turístico. El gran obstáculo llegó en con la pandemia, todas las actividades turísticas pararon y tuvieron que buscar otras formas de sustento. De la experiencia con el vino, surgió la idea de empezar a hacer cerveza. Así nació Birra Casillero de Occidente, BCO.
 
    
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
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