No existe en el mundo substancia que produzca todos estos beneficios juntos: oxitocina, adrenalina, endorfinas, dopamina, noradrenalina, catecolamina y feniletilamina. Eso es un beso. Todo junto y revuelto provoca una descarga química como ninguna droga, un tobogán de sensaciones altamente explosivas y adictivas. Basta el roce apasionado de unos labios para que el cerebro se inunde de un torrente de neurotransmisores asociados al placer. Besar reduce el dolor y el estrés, provoca excitación y bienestar, elimina la tristeza y provoca sensación de euforia, actitud positiva, dispara la concentración, oxigena el cuerpo y nos hace más dinámicos. Un trago de Red Bull y Prozac destilado a 65 grados directo en vena, vaya.
Diseccionemos un beso. Para los que han olvidado la magia que provoca y para los escépticos que priorizan el sexo puro y duro olvidando el poder que encierran unos labios.
El cerebro contiene una enorme cantidad de receptores dedicados a percibir las sensaciones provenientes de la boca. Así, al besar a otra persona, se estimula una parte del cerebro que libera oxitocina, una hormona que tiene un efecto tranquilizador en el cuerpo. Ademas, el torrente sanguíneo se llena de endorfinas, que actúan como una droga inofensiva que ayuda a liberar tensiones. Ambas sustancias componen un poderoso antidepresivo.
Un buen beso (excitante, sensual y apasionado) hace que el pulso se acelere de 70 a 140 pulsaciones por minuto, lo que activa la circulación de nuestro organismo. Diversos estudios aseguran que los procesos internos que se activan previenen la formación inicial de unas hormonas llamadas glucocorticoides, las cuales se han identificado como responsables de la presión alta, el colesterol alto y el insomnio. ¿Les parece poco? Pues anoten esto. Al menos 34 músculos faciales intervienen en este proceso tan rico, dicho sea de paso. Esto facilita que el cuerpo queme calorías. Como mínimo 12 por beso. El grado de pasión será un factor que aumente la cantidad de calorías quemadas. El mejor complemento para cualquier dieta.
A estos beneficios se unen algunos menos prosaicos como una menor tasa de absentismo laboral por enfermedades, menos accidentes de tránsito y un mejor tono de piel.
Por prevenir, hasta las caries combaten. Según explican los dentistas, la saliva extra que se produce al besar barre las bacterias de los dientes, lo que puede ayudar a disminuir la placa bacteriana En definitiva, quienes besan viven cinco años más de media. Ahí queda eso.
Por eso, no hay mejor termómetro de la pasión. Porque una pareja que se come a besos permanecerá unida. Porque cuando dejamos de dar importancia a un beso, a jugar con los besos y las caricias se pierde la implicación y la intimidad. Los sexólogos lo tienen comprobado: las parejas que se besan mucho tienen mucha más cohesión sexual y viceversa. Pero advierten de que un beso no es sólo el preludio de descargas de adrenalina aún más severas.
Denise Knowles -sexóloga del organismo británico Relate, especializado en asesorías psicológicas en relaciones de pareja y terapia sexual-, advierte de que a menudo las parejas simplemente dejan de besarse por hastío, por considerarlo una fase superada de su relación o simplemente por falta de tiempo y ponen mucho más énfasis en tener buenas relaciones sexuales. Tremendo error. Hay que darle a todo, recomienda la doctora.
Un beso es un fin en sí mismo.
Dicho esto, no quisiera dejar de advertir a mi pareja de que esto no es Sodoma y Gomorra. Y aclararle que de liberar sustancias químicas en sus labios y hacerle quemar calorías a bocados me encargo yo en exclusiva. Por si acaso.
Y ahora, bésense cuanto gusten. Es gratis.
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