x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

A Morgan

29 de mayo de 2009
bookmark

Recién leído (de hecho mal leído, pues fue a las carreras), William. Su apellido, que no sé si tiene que ver con piratas o con delegados a convenciones o con vendedores de remedios o con cómics del espacio, se volvió famoso en 1826, en New York, cuando se buscaban enemigos para justificar el nacimiento del partido republicano (de hecho los partidos nacen con la teoría de un enemigo). Usted, antimasón (o mejor, masón renegado), escribió un libro en el que manifestaba el peligro de la masonería por la cantidad de secretos que tenía esta organización y las manipulaciones sobre el poder y la economía que podía ejercer. El libro, que volvió a colocar en las agendas de los periódicos la noticia de los grupos invisibles (y por ello tenebrosos), llevó a que usted fuera desaparecido. ¿Por quién? No se sabe. Pero esto dejó en el aire el mito sobre las organizaciones secretas, tan propicio para novelas.

El siglo XX fue rico en teorías sobre logias siniestras que manejarían el mundo. Y si bien todas esas historias (o ficciones) se desprendían de los Illuminatti alemanes del siglo XVIII (grupo que iría contra la política, la religión, las costumbres y el orden económico), cada una de estas teorías se dio como moderna y, como en su caso, William, fruto de una gran "investigación". Así, aparecieron Los protocolos de los sabios de Sión, escrito por un rabioso antisemita, Sergio Nilus, a pedido del Zar Nicolás II, que buscaba un chivo emisario para sus desaciertos políticos y económicos. Luego Henry Ford escribe El judío internacional, para promover el antisemitismo y acusar de grupo secreto a sus competidores. La idea es simple: acabe con la competencia acusándola de algo inverosímil.

Y ahora es el Club Bilderberg quien se reparte el mundo y determina qué habrá de pasar sobre las economías y los gobiernos. Esto de las organizaciones secretas supranacionales, sin más control que el de sus maestres, aparece cada vez que el sistema se desordena. Y usted lo supo bien, renegado William Morgan. Si no hay forma de controlar algo, habrá que echarle la culpa a algo, ojalá bien secreto, para que se convierta en mito y toda la atención se direccione hacia la ficción. A los seres humanos nos gusta lo que dispara la imaginación, lo que, aunque no exista, es necesario para consolarnos con aquello de que nosotros no somos el problema sino que hay un agente externo que lo genera. Cuando la dictadura de Videla en Argentina, se habló del Plan Andinia. Cuando lo de Bush, el plan Al Qaeda y así.

William Morgan, masón renegado norteamericano (1775-1826). Su libro dio los fundamentos políticos para la cacería de brujas (o lo que se le parezca) en el siglo XIX. En 1950, el senador Joseph McCarthy ve conspiradores por todas partes. De usted Morgan se dice que era fanático, resentido y misógino.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD