Cuando comprobó que en 46 días había aprendido más que durante todos sus años de secundaria y universidad, Carlos Eduardo Carvajal Ochoa entendió que algo andaba mal en su vida y que debía cambiar.
Esta conciencia fue producto de las continuas salidas que inició con un grupo de amigos a montar en bicicleta. Una saludable solución a su estresante vida profesional como ingeniero Mecánico, egresado de la Universidad Eafit.
Primero fue la cicloruta y rápidamente las salidas se extendieron a caminos primarios y secundarios. "Un contacto directo con la naturaleza, las aves, las aguas cristalinas de ríos y quebradas", recuerda.
Cuando menos lo pensó ya estaba dándole la vuelta a Colombia. Lo ha hecho en tres oportunidades, en jornadas de 3.400 kilómetros en 46 días.
Fue entonces cuando el país se le reveló, pasó por todos los climas, conoció las tres cordilleras, páramos, volcanes, nevados desiertos, selva, costa, llanos, planicies y sabanas.
Toda esta riqueza natural lo llevó a un reencuentro consigo mismo y, por ende, a un cambio total de vida.
Dejó su trabajo, vendió su carro e inició los preparativos para una aventura mayor: recorrer a Suramérica durante dos años, llevando un mensaje de reflexión ecológica sobre los efectos de nuestras acciones en el único hogar que tenemos: la Tierra.
Un apóstol
Esta aventura, denominada Pedaleando con alma, cuenta ya con el respaldo de Goodplanet, organización ecológica y ambiental sin ánimo de lucro que tiene como objetivo sensibilizar al público sobre la protección del medio ambiente y dar respuestas concretas a la crisis ecológica.
"Ellos me dieron su aval como "mensajero" o "apóstol" de su causa. Yo solo soy un voluntario que cree en la importancia de cuidar los recursos naturales para asegurar el futuro de la Tierra. Ya soy consciente de que el tiempo es muy corto, pasamos mucho tiempo durmiendo y trabajando, y es poco lo que realmente disfrutamos", afirma Carlos Eduardo.
Convencido como está ya, de la importancia de una vida sana y en equilibrio con la naturaleza, será el multiplicador del mensaje de esta organización a toda Suramérica, donde desde ya lo espera una red de simpatizantes que cada vez crece más.
Con la ayuda de su buen sentido de orientación, los consejos de la gente, mapas y Google Earth, iniciará su periplo el próximo 20 de marzo, cuando comienza el Solsticio, porque, entre otras, quiere "ver florecido el desierto".
Serán 42 kilos de peso total, contando la misma bicicleta, con unas alforjas especiales y un morral.
En ellas llevará ropa de invierno y de verano, sleeping, carpa, zapatos, chanclas, hamaca, guantes, pito, caramañolas, Mp3, libro, libreta de apuntes, cámara y todo el ánimo que le imprime desde el alma este hombre convencido de que el futuro depende de todos.
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