Cada hecho de violencia de las Farc supera los anteriores y la demencia en la que han estado no alcanza límites.
Lo han hecho muchas veces, pero lo que faltaba era que lo aplicaran con personas cuya edad debiera ser sólo un motivo para vivir tranquilos. Pero no. Al infame delito del secuestro de los esposos Angulo, hace 8 años en La Calera, ahora se conoce el macabro desenlace: fueron asesinados porque no podían realizar las caminatas que la infamia les obliga a hacer para burlar la justicia. Las Farc volvieron a demostrar que no tienen norte. Ni alma.
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