Angelis, una labradora negra de escasos 20 meses de vida y traída de Estados Unidos, es la nueva perra lazarillo de Albeiro Correa.
Este invidente, que se hizo famoso hace algunos años por haber entablado una demanda contra el metro de Medellín para que, apoyado en varias leyes, le permitiera subirse al sistema con su anterior perra guía, de nuevo está recuperando la vida.
Como se informó en estas páginas, el pasado 22 de mayo un infarto acabó con la vida de Toña La Negra, otra labradora que orientó su vida en los últimos años y que fue la primera perra lazarillo llegada a Antioquia. Luego, otros seis ciegos antioqueños obtuvieron ejemplares similares, que se consiguen a un precio promedio de 50 millones de pesos.
Toña estuvo con Albeiro tres años. Ambos conformaron una pareja perfecta, unida por un lazo de amor y servicio que superaba todos los límites. Sin ningún reparo, Albeiro decía que Toña le dio el amor que no pudo obtener de sus allegados. Y por eso le dolió su partida.
Angelis, la bebé
Pero la vida sigue y Albeiro, que perdió la facultad de ver en un infortunado suceso cuando tenía 28 años, ya tiene otra perra para que le oriente sus pasos. Se llama Angelis (nombre gringo), la tiene hace quince días y apenas está en etapa de aprendizaje. Aún cachorra y conociéndose con su amo, Angelis se ve un poco insegura.
-¡Vamos!, ¡vamos!, ¡muy bien!, te ganaste el premio"-, tiene que repetirle constantemente Albeiro para que ella cumpla sus órdenes.
Él le enseña rutas y recorridos y la perra se los aprende para luego ir segura.
-¡Pa'l parque, vamos pa'l parque!- le repite el amo y ella lo sigue. Y ahí van, poco a poco, perra y amo construyendo los caminos, la vida de Albeiro.
Esta bebé negra de mirada fija y algo azarosa, es todo nobleza. Alguien le pintó las uñas color fucsia y fue la atracción en el metro, donde la llevaron de paseo. Medellín está a sus pies. Y ella es los ojos de Albeiro. El amor y la lealtad afloran abundantes.
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