Simpleza, emotividad y potencia son los conceptos con los que podría describirse la presentación de Ana Belén y Víctor Manuel la noche del jueves ante la audiencia que dejó apenas unas cuantas sillas vacías en el Teatro de la Universidad de Medellín.
Simpleza, porque los artistas no requieren artilugios. Bastó su presencia, y el acompañamiento de seis músicos, para sentir que estaba por empezar un espectáculo energizante. Y así fue: Contamíname fue la canción con la que celebraron su entrada al escenario. Quiero abrazarte tanto y Solo pienso en ti, cantadas por él, fueron dos temas muy ovacionados por el público con los que la presentación ganó una fuerza indiscutible. Lía y El hombre del piano, fueron dos aportes impresionantes de ella.
El común denominador de esta pareja en el escenario está en la potencia de sus voces. Suenan intactas, como si no hubieran pasado 40 años de vida sobre el escenario.
El regreso a Medellín de la pareja después de 18 años de ausencia, fue descrito por Ana Belén como un viaje, un recorrido en el que hubo mucho del pasado, canciones como Solo le pido a Dios, La puerta de Alcalá, Derroche, También nací en el 53, España camisa blanca, No sé por qué te quiero, Asturias, A la sombra de un león, hicieron parte del repertorio.
Cautivadora y sorprendente fue la interpretación del tema Peces de ciudad, de Joaquín Sabina, durante el que las luces del escenario se concentraron en Ana Belén y su hijo, David San José, quien hacía el acompañamiento al piano.
La magia de esta pareja cuando se para en el escenario podría fundamentarse en que ninguno eclipsa al otro. Cada uno guarda su distancia cuando el otro está al frente y le basta una mirada que luce llena de admiración y aprecio.
Ana Belén y Víctor Manuel son un referente de música, arte, amor y complicidad.
Pico y Placa Medellín
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