La explosión de un caballo cargado con explosivos en el municipio de Toledo, Antioquia, no es más que otra treta terrorista que nos golpea a todos. No solo a la familia del soldado Camilo Pérez, de 23 años, a quien mataron los guerrilleros al detonar la bomba de 25 kilos.
La carga acabó la vida y los sueños de un joven que proyectaba terminar su servicio militar para dedicarse a estudiar y darles una casa a sus padres. A las 6:45 de la tarde del sábado pasado, al parecer subversivos de las Farc estallaron un caballo al que habían colgado explosivos en un muladar de la vereda Buenavista. Cuando la tropa se acercó, los guerrilleros activaron la carga. Además de matar a Pérez, hirieron a otro uniformado más. Sin duda, estos métodos alejan más a las Farc del pueblo llano que sufre su terror.
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