Brasil salió ayer de un enorme apagón que sumió a cerca de 60 millones de personas en la oscuridad durante horas, desnudó la debilidad de la matriz energética de la región y generó temores por la seguridad y preocupaciones por los Juegos Olímpicos de los que Río de Janeiro será sede en el 2016.
El apagón, el mayor en 10 años en Brasil, se suma a un racionamiento en Ecuador y cortes de energía en Venezuela, en momentos en que las economías de América Latina comienzan a despertarse de la crisis económica mundial, que frenó proyectos de inversión para reforzar la generación y modernizar la infraestructura.
Río de Janeiro, Sao Paulo y otras grandes ciudades brasileñas estuvieron sin energía eléctrica durante más de dos horas cuando una de las represas hidroeléctricas más grandes del mundo sufrió un desperfecto que la dejó fuera de funcionamiento.
Ladrones aprovecharon la oscuridad para robar a las personas cerca del legendario estadio Maracaná de Río, que será sede de la apertura y cierre de las olimpiadas y la final de la Copa del Mundo de fútbol en 2014. Pero en general, la policía dijo que el delito no aumentó en Río y decreció en Sao Paulo durante el apagón.
La falla se produjo en la hidroeléctrica de Itaipú, la generadora más grande de Brasil compartida con Paraguay y Argentina. La planta volvió a operar con normalidad a las 6 de la mañana.
Los metros de Río y Sao Paulo se paralizaron, los teléfonos celulares dejaron de funcionar y el tráfico se convirtió en un caos por falta de semáforos.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva convocó ayer al ministro de Energía, Edison Lobao, y a otras autoridades, buscando respuestas a las causas del peor apagón en el país desde 1999.
El ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, señaló que aún no está claro lo que provocó la interrupción de la transmisión eléctrica, pero que pudo haber sido ocasionado por las tormentas que azotaron la región de Itaipú, en la frontera con Paraguay.
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