Seif al-Islam, quien era visto como el sucesor de Gadafi, se presentó el martes por la mañana en el hotel Rixos, donde los periodistas extranjeros se alojan en Trípoli cuidado de cerca por gente del régimen. Llevó a reporteros en su convoy a partes de la ciudad que siguen bajo el poder del régimen.
Reporteros de AP estaban entre los periodistas que lo vieron y fueron al recorrido. "Vamos a ir a los mejores lugares de Trípoli", dijo Al-Islam a los reporteros.
El recorrido fue por calles resguardadas por seguidores de Gadafi fuertemente armados y controlaban retenes en las calles. Fueron a varios lugares donde se encontraban reunidos los seguidores de Gadafi.
El recorrido llegó a las afueras del complejo Bab al-Aziziya, perteneciente a Gadafi. Ahí estaban al menos un centenar de personas esperando a que les dieran armas de fuego que se distribuyen entre los voluntarios para defender el régimen. También recorrieron el barrio de Bu Slim, un bastión de Gadafi.
Aparentemente, los rebeldes tienen control de amplías zonas de la ciudad desde que entraron el domingo por la noche y el régimen de Gadafi parecía caer rápidamente. Sin embargo, se sabía que la zona alrededor del hotel Rixos y cerca de Bab al-Aziziya seguían bajo el control del régimen.
Además de Seif al-Islam, los rebeldes habían afirmado que tenían bajo custodia a otros dos hijos de Gadafi, pero no ha sido verificado.
No hubo explicación alguna, ni de Seif al-Islam ni del Consejo Rebelde en la ciudad de Bengasi sobre por qué el hijo de Gadafi había sido reportado como arrestado, algo que había sido confirmado por la Corte Penal Internacional en Holanda. Seif al-Islam y su padre son buscados por la corte por crímenes contra la humanidad.
Debido a que la corte había confirmado el arresto, su inesperada presencia alimentó la posibilidad de que hubiera escapado a la custodia rebelde.
Cuando se le cuestionó sobre la afirmación de la corte respecto de su arresto por rebeldes, contestó: "La Corte Penal Internacional puede irse al infierno", y agregó que "vamos a romper la espalda a los rebeldes".
En Bab al-Aziziya estrechó las manos con sus seguidores, que ondearon banderas verdes y afiches de su padre. Culpó a la OTAN por llevar a los rebeldes a la capital por mar.
En un momento, salió de la limusina blanca donde viajaba para saludar a la muchedumbre, que entonaba cánticos de apoyo mientras él hacía el signo de la V de victoria.
Dentro de la limusina, le dijo a los medios: "Estamos aquí. Este es nuestro país. Esta es nuestra gente, y aquí vivimos, y aquí morimos. Y vamos a ganar, porque la gente está con nosotros. Por eso vamos a ganar. Míralos, míralos, en las calles, en todas partes!".
Sobre la situación en Trípoli, dijo que "vamos a dar la vuelta a las zonas más enconadas para asegurarnos de que la situación esté bien".