La felicidad de Beatriz González quedó en las fotos. Pocas veces se le ve sonriente en ellas, pero esta vez se conoció su sonrisa. También se sintió en sus palabras. Dijo que estaba emocionada con la exposición retrospectiva que cuelga en el Museo de Arte Moderno sobre su obra. La más grande retrospectiva que se haya hecho sobre esta artista santandereana. "Los grandes coleccionistas míos están en Medellín. Aquí mi obra encontró eco", explicó un día antes de la inauguración.
La comedia y la tragedia es el nombre de este homenaje que el museo quiso hacerle y con el que además celebró dos años de estar en su sede de Ciudad del Río. El Mamm ha querido hacer cada año una exhibición importante sobre una artista. El año pasado fue Débora.
La muestra recoge obras de hace poco, 2009 y 2010, así como esas primeras pinceladas de la artista. Recorrerla es devolverse en la historia de González y en la mirada con la que ella ha contado el país.
Una exposición sobre una de las artistas más importantes de Colombia y una como nunca se había hecho con su trabajo. Recoge cerca de 200 piezas, realizadas por la maestra durante toda su carrera, es decir, 72 años. Guarda entonces un valor artístico e histórico muy importante.
En lo musical
En este 2011 también hay que celebrar los buenos momentos musicales. Fue un año en el que muchas instituciones, públicas y privadas, quisieron apostarle a la cultura. Medellín Cultural, el Teatro Metropolitano, Eafit, la Orquesta Filarmónica, por nombrar algunas.
Por el trabajo arduo de querer que el público de Medellín viese otras propuestas, a la ciudad vino Sankai Juku (la mejor compañía de danza Butoh), el coro gregoriano de París y Emma Shapplin. El Festival de Jazz se lució con sus invitados, como Eddie Palmieri y la Orquesta Buena Vista Social Club.
La temporada de ópera también avanzó en calidad y en Altavoz vinieron bandas de trayectoria como la inglesa The Adicts. Calle 13, por su parte, repitió concierto, y Megadeth le dio su oportunidad a los amantes del metal.
Sin embargo, quedan en el tintero tres deudas, que se aplican no sólo a la música: falta formación de público y por eso las sillas vacías en muchos de los espectáculos. No existe todavía una cultura de pago. Y en la ciudad aún no hay un escenario para espectáculos de gran calibre, donde la acústica, por ejemplo, no juegue en contra de los shows, y sea un lugar adecuado para hacerlos.
Pico y Placa Medellín
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