Por fin se hizo justicia con el Contraalmirante de la Armada Nacional, Gabriel Arango Bacci, luego de 18 meses de detención y de un tortuoso proceso judicial. La Sala Penal de la Corte Suprema, en forma unánime, lo declaró inocente de todo cargo al no existir pruebas que lo vinculen con el narcotráfico, como temerariamente se le acusó.
Este diario siempre creyó que el Alto Oficial había sido objeto de un complot. Su impecable hoja de vida y su reconocida honorabilidad han sido plena garantía para confiar en su palabra y en su actividad. Nunca tuvimos duda sobre su inocencia, así la justicia no se hubiese pronunciado. Y hoy se confirma con la total absolución judicial que acaba de dictarle la Corte.
Sin embargo, lamentamos que un excelente ser humano haya pasado año y medio de su vida sometido a semejante tortura emocional y a la privación de su libertad, por causa de montajes y torcidos fines, que aún no se sabe de dónde provienen. Nos hemos preguntado a lo largo de este calvario: ¿Qué intereses oscuros hubo y hay? ¿A quién se ha querido encubrir?
Es preciso que la investigación continúe para que haya verdad total y se sancione a los responsables de tan ligera acusación que ha producido un daño irreparable no sólo al Contraalmirante Arango Bacci y su familia, sino a la Armada Nacional, y con ello al país entero. Es que este caso trascendió las fronteras patrias, con perjuicio para nuestras Fuerzas Armadas.
Por fortuna Arango Bacci, de la mano de su abogado Jaime Granados, logró desmontar el tinglado de la infamia, y una a una dejó sin valor las falsas pruebas allegadas en su contra, como la elaboración de un recibo por 115 mil dólares en un presunto negocio con narcotráfico en el que el Contraalmirante habría estampado su firma y su huella, que no fueron puestas por él, pero que aparecen allí gracias a un hábil montaje, hecho comprobado por el DAS. ¡Esta era la supuesta prueba reina que por 18 meses tuvo al Oficial y a su familia en un martirio!
Ante el descubrimiento por parte de las autoridades de que el citado recibo no era válido, los responsables del complot crearon otras supuestas pruebas, como falsos testigos, grabaciones y videos que permitieran vincular a Arango Bacci con narcotraficantes que actuaban en el mar Caribe, atribuyéndole nexos con Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta. Estas pruebas también fueron objetadas contundentemente por la Fiscalía y la Procuraduría, las que pidieron a la Corte la absolución del Contraalmirante.
La Procuraduría además solicitó investigar al Comandante de la Armada Nacional, Guillermo Barrera, al Jefe de Inteligencia para la época de los hechos y a otros altos mandos de la Institución, al encontrar contradicciones en sus declaraciones ante la Corte Suprema. Y esta última Corporación, a su vez, ordenó compulsar copias para que se investigue tanto al Almirante Barrera como al ex Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
Creemos que este oscuro pasaje de nuestra historia buscaba desprestigiar a un honorable Oficial y de paso lesionó en materia grave la institución de la Armada Nacional.
El reto es hallar a los culpables de este nefasto complot. Se hizo justicia con Arango Bacci, falta hacerla con el país.
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